Justo el ingrediente que faltaba! (Blake)

Tenía un buen fin, al menos eso era lo que me había repetido hasta el cansancio, no era una buena idea y lo sabía, pero Elizabeth y buenas ideas no iban nunca juntas, no podía encontrar aún un motivo lógico por el cual me había embarcado en aquella travesura. Sí, era una travesura pero con un fin, ante todo era una Ravenclow, y no me largaba a hacer cosas sin sentido porque sí nada más. Ir al despacho del profesor de pociones, tenía su sentido, al menos de eso me había convencido. Yo necesitaba unos ingredientes en especial, para practicar aquella asignatura que tanto me costaba, aquella materia que tan cuesta arriba se me hacía.

La lógica me decía, que debía haber hablado con el profesor y no entrar en su despacho, explicarle mi situación y pedir su ayuda, o en su defecto, hasta podría haberle pedido a Alex, mi hermano que me alcanzara vía lechuza algunos ingredientes, luego con algo de suerte encontraría un sitio adecuado para practicar en soledad. Pero las cosas no eran así de sencillas, yo era muy orgullosa, tanto casi como una Slytherin y no me agradaba que los demás supieran de mis déficit, contrario a mi, Jane era una genia en esta área y estaba segura que me ayudaría encantada, pero yo no quería que nadie se involucrara en lo que yo consideraba problemas personales, y como solo me atañían a mi, me las revolvería sola, incluso si eso me llevaba a meterme a hurtadillas en el despacho de mi profesor, mientras se suponía que él, estaba en el gran comedor, cenando.

Por mi propia seguridad, había estado en la cena, solo unos minutos para cubrirme, había comentado en un tono bastante alto a mis compañeras de casa que debía marcharme puesto que tenía tarea atrasada y la biblioteca me esperaba, lo cierto es que solo buscaba cerciorarme que el profesor estaba allí y no en su despacho, y así había sido, al menos quince minutos atrás, quince minutos que yo había perdido en vencer los hechizos que protegían la puerta de su despacho. Una vez dentro, tuve que tomarme unos minutos para reconocer el lugar, necesitaba ubicar los estantes que contenían esos preciados ingredientes que yo requería, luego solo me quedaba encontrar donde ponerme a prueba y esperar que las cosas me salieran lo suficientemente bien como para no hacer explotar el castillo al completo.

Caminé por la habitación con cuidado hacia los estantes, leyendo las etiquetas, no quería acabar llevándome cualquier cosa, cuando escuché pasos acercarse a la puerta a mi espalda, me quedé petrificada, mi cabeza me gritó "ESCÓNDETE!" y eso hice, abriendo una puerta lateral y ocultándome en suma quietud detrás de esta, ni me fijé donde me encontraba, solo esperaba no hacer ruido y no ser descubierta, escuché el pestillo de la puerta abrirse y supe dos cosas, la primera que estaba en problemas, grandes problemas! Y la segunda, que como mi corazón siguiera latiendo a ese ritmo y emitiendo ese escandaloso repiquetear, sería descubierta a más tardar en tres segundos.

Había cenado rápido en el Gran Comedor, hoy iba a ser una noche muy dura y me acostaría tarde, había mandado un trabajo largo a los alumnos de 6 sobre el Filtro de Muertos en Vida y todos los alumnos lo habían entregado a tiempo, así que me tocaría varias horas de tachar palabras incorrectas, de poner notas y todo lo que se puede hacer cuando se corrige un trabajo.

Pero antes de llegar a la puerta del despacho pude notarlo ...¿Dónde están los hechizos defensivos?... Alguien había entrado, alguien había estado dentro de mi despacho, alguien había husmeado en mis cosas y se había ido. Abrí la puerta y lo primero que hice fue mirar al suelo ...¡Alumnos idiotas!... En mi época cuando nos colábamos en un despacho lo hacíamos dos, uno levitaba al otro para que este no tocara el suelo.

A si era, había puesto Poción Reveladora, esta pócima se usa para marcar las huellas de las personas, se introducía cabellos de la gente que podía entrar y las huellas no se marcaban, pero en esta poción solo había un pelo mío y si en el suelo relucían una cuantas huellas de un color magenta, pero estas huellas no habían salido de la habitación, todo lo contrario, estas huellas entraban en el armario de ingredientes privado.

Sabía que había un alumno dentro y que se había colado por algo, también me había dado cuenta que ese alumno se había escondido porque me había oído fuera de la puerta. Decidí no decirle nada, quería que se delatara solo y que cometiera un error. Me senté en la mesa y comencé a corregir los trabajos, vigilando el armario donde estaba el alumno escondido ...¿Se dará cuenta este alumno de las huellas relucientes en el suelo? Espero que sí y salga por sus propios medios.






(...Esto es pensando...)

Estaba asustada, aunque no me gustara admitirlo lo estaba, como acababa metida en esos problemas? Sentía que las piernas me temblaban, le escuché entrar he internamente recé para que no se dirigiera a esa puerta, esperé temerosa detrás, y varios minutos más tarde, cuando me di cuenta que no se dirigía a ese sitio, oculto detrás de los estantes, me permití soltar el aire que había estado conteniendo. Di vuelta con lentitud, percatándome que justo había acabado en el armario privado del profesor, estaba lleno de ingredientes, los más valiosos y por ende los más escasos, sonreí, ese era mi día!

Aunque debía estar en silencio, me permití caminar sigilosamente entre los distintos estantes y seleccionar varios ingredientes que echaba con sumo cuidado en el bolsito que colgaba de mi cuello. De los nombres que veía escritos, con pulcra y clara caligrafía, no reconocía ni la cuarta parte, pero podría averiguar que cosa eran en unas pocas horas en la biblioteca.

Cuanto tiempo llevaba allí? Qué le diría al profesor si se acercaba hasta el armario y me encontraba dentro? Empecé a temblar levemente, quizá él ya no estaba en su despacho... "Maldita sea! Que hacía ahora?" hubiera sido mucho mejor que me hubiera metido en su habitación, al menos podría haberme ocultado debajo de su cama, o quizá dentro, sonreí ante la idea, estaba nerviosa y temblorosa, pero aún así mi mente vagaba a terrenos mucho más lujuriosos.

Suspiré pensando que hacer, si lograba abrir la puerta en silencio podría ver si el profesor estaba allí, pero claro de esa forma él podría verme y Ravenclow quedaría en números negativos. Entonces si la clave era que no me viera, bastaba con un hechizo desilusionador, saqué la varita y lo primero que hice fue lanzar un hechizo a la puerta, un silenciador, así cuando la abriera no haría ruido, y lo siguiente me hechicé a mi misma, así dejaría de ser visible y podría esperar pacientemente en el despacho, hasta que el profesor saliera, y aprovechar ese instante para salir de las mazmorras.

Abrí la puerta, con seguridad, la misma no era visible desde el escritorio y como no haría ruido el profesor no se percataría de que alguien estaba allí y aun mejor, si lo hacía no vería a nadie por el hechizo que llevaba encima. Igualmente, una vez abrí la puerta salí con rapidez, dirigí de inmediato mi mirada al profesor, era genial ser invisible!

Sonriendo merodee por el despacho observando algunos libros que habían por allí, eché un vistazo atrás y con rapidez abrí otra de las puertas, tenía curiosidad, me colé en ese sitio, era su habitación. Allí había una enorme cama, el sitio era mucho más amplio que la habitación que compartíamos en Ravenclow y sin poder evitarlo me acerqué, sentándome sobre la suave colcha aterciopelada y me dejé caer de espaldas, era mullida, perfecta para pasar la noche. Que le retendría al profesor en el despacho? Que le alejaría de aquella deliciosa cama?

Bueno siendo invisible lo averiguaría, salí tan rápido como había entrado y crucé la estancia hacia el escritorio. Lo rodeé y me incliné por encima de su hombro reteniendo la respiración, por lo que veía eran ensayos, sin saber como o porqué moví mis ojos al piso delante del escritorio y me encontré con cientos, sino miles de pisadas en todas direcciones de un color magenta muy llamativo. Mi pulso se aceleró, mis mejillas se tiñeron de carmín y retrocedí, observando mis pies, ahora sí estaba en problemas, me corregí en GRANDES PROBLEMAS. Mis ojos se posaron sobre el profesor y me quedé completamente quieta, él aún no me veía así que no sabía quien era, de haber sido posible hubiera cavado un agujero para enterrarme allí mismo. Miedo, pánico y muchos nervios era todo cuanto podía sentir, apenas podía controlar mi respiración, solo esperaba que no descontara puntos a Ravenclow o moriría allí mismo.