Encuentro al anochecer (Marcus) (+ 18)

Tener una novia dando clases dentro de Hogwarts cuando tu eras mortifago era una suerte. Tenias una espía que te mantenía al tanto de todo lo que pasara dentro y podías tener aquellos que fueran tus objetivos vigilados sin que ellos sospecharan nada. Lo malo de estas situaciones era la implicación de tu pareja en todo este lió. Si había algo que me molestara demasiado era implicar a Leanne en asuntos de mortifagos. Tambien era cierto que ella no se negaba a nada que le pidiera, obedecía sin rechistar si quiera, lo que me hacia preguntarme ¿Hasta que punto llegaría a obedecer?

Esa misma tarde había recibido una lechuza con la citación de Leanne para encontrarnos en las tres escobas a la noche. Los únicos sitios donde podíamos vernos cuando ella estaba impartiendo clases durante toda la jornada, era fuera del castillo. No era trabajador del ministerio, por lo que no podía presentarme allí sin mas, tampoco era muy bien acogido siendo un mortifago, eso restaba las posibilidades, aunque siempre podía colarme por el bosque dejándome caer por el lugar como si nada.

Llegada la noche no me tardé mucho en acudir al sitio citado. Sin molestarme en saludar a la tabernera encargada del lugar, subí a la habitación que ella había mencionado en el howler. La habitación había sido decorada y prestaba mayor aspecto que todas las habitaciones de la taberna.
-¿Que es todo esto?
Tantas molestias para un encuentro corriente... Se acercó despacio a mi y yo a ella acortando las distancias para rodearla con mis brazos y darla un merecido beso

¿Nos merecíamos lo mejor? No sabia cuanto de cierto había en aquella afirmación, pero decidí no darle demasiada importancia. Sus brazos rodearon mi cuello al tiempo que sus labios correspondían a los míos y correspondía a mi beso.
-Mi día va mejorando conforme para el tiempo
Sonrei de nuevo dándole otro apasionado beso, llevándola hacia la cama sin separarme de sus labios.
Hoy había recibido nuevas instrucciones y a pesar de que iba por libre en cuanto a misiones se refería, esta en cuestión se tornaba divertida. Claro estaba que en todo momento yo decidiría que hacer y como actuar. Aprovecharía el puesto de Leanne como profesora para agenciarme un tanto a mi favor en esta misión. Pero tendría que hacerlo de forma que una de dos... se tomara bien mi puesto como Mortifago o bien hacerla hacer su cometido sin que ella se diera cuenta...
-Pero no se si va a empeorar ahora o seguirá mejorando... Tengo algo que contarte

Leanne nunca había denegado nada que le hubiera dicho o pedido, siempre había echo todo y cuanto yo necesitaba que ella hiciera, pero hasta ahora no habíamos dicho ni echo nada que tuviera que ver con los mortifagos.
Me separé de ella y me remangue la manga de la camisa que llevaba hasta el codo, dejando ver el antebrazo. Gracias a un hechizo la marca tenebrosa quedaba oculta. Vivir todos estos años con ella y ocultar mi posición entre los mortifagos me había obligado a ocultar la marca tenebrosa.

Cogí la varita del bolsillo de mi pantalón y clavé la punta de esta sobre mi brazo haciendo que poco a poco la marca quedara visible. Que supiera que pertenecía a los mortifagos en parte suponía ponerla en peligro, sobre todo los primeros años
-Soy uno de ellos

Se lo había tomado bastante bien, tanto incluso que me quedé petrificado en el sitio sin dar crédito a sus palabras. ¿Como no iba a estar enamorado de la única persona que me apoyaba en todo?. Se acercó para ver la marca mas de cerca y despues acariciarme el rostro. Se ofreció a ayudar incluso cuando ella perdiera el control las noches de luna llena. Ese carácter tan sumiso que demostraba, me hacia desearla con fuerza. Yo era todo lo contrario a lo que a ella le habían enseñado, todo el bien que había echo su familia por educarla correctamente se había ido en cuando me conoció
-¿Incluso si tengo que matar?
Cerré los ojos sintiendo sus caricias por mi rostro. Mis manos rodearon su cintura, temiendo supongo, que en algún momento se echara atrás y decidiera salir de la habitación dejándome dentro

Había aceptado mi puesto de mortifago y me había ofrecido ayuda. Cuando ella perdía el control y se transformaba no convenía estar cerca de ella. Un licántropo pierde el control sobre si mismo cuando se transformaba, si no tomaba la poción matalobos semanas antes de su transformación. Tenia a la mujer perfecta conmigo.

Me dejé besar el cuello mientras mis manos acariciaban su espalda con libertad. La decisión ya estaba tomada, ella y yo lo sabia, haría cualquier cosa que le pidiera pero por una parte... aquello me preocupada. ¿Y si algo de lo que pidiera terminaba saliendo mal?. No me gustaba pensar que pudiera ponerla en peligro por algo que yo había pedido que realizara. Intenté quitar todos esos pensamientos de mi cabeza, por esta noche, solo me preocuparía de nosotros dos en esta habitación. De puertas para dentro debía disfrutar todo momento.
-Olvidemos que esta conversación ha tenido lugar esta noche y disfrutemos. ¿Si?
Besé de nuevo sus labios llevándola a la cama, tumbándola en ella, quedando yo suspendido sobre mi chica, mi hermosa novia. Besé su cuello y mis manos comenzaron a desabrocharlo la blusa

Noté como colocaba su mano bajo mi camisa. Sonreí mientras cogía su mano y la sacaba de allí, acariciando su brazo, echándolo hacia atrás para que se juntara con su otro brazo, los dos quedaron por encima de su cabeza. Lo miré divertido mientras echaba mano a la varita suya y sin pronunciar hechizo alguno, até sus muñecas y lancé la varita lejos de su alcance. Ahora tenia las manos presas de una cuerda invisible.

Volví a besar su cuello y descendí hacia sus pechos, ahora solo cubiertos por el sujetador. Dirigí mis manos a acariciar sus senos, retirando su sujetador para poder ejercer la tarea con mayor confort. Mientras mis labios besaban uno de ellos, mis manos masajeaba el otro jugando de vez en cuando con el pezon entre sus dedos, poniéndolo duro.

Esta mujer se excitaba con suma facilidad, lo que a mi me divertía en cierta medida. Jugar con ella era lo que mas me gustaba, verla rogar, mover su cuerpo deseoso de ser poseído... y aun así hacerla esperar cuanto yo quisiera... no tenia precio.

Aun no habíamos empezado y ya me estaba pidiendo hacerla mía. Continué besando sus senos, oyéndola gemir con cada caricia que recibía de mi. Una vez sus pezones estaban duros, descendí por su cuerpo desnudo trazando un camino de besos. Llegué a su ombligo y lo lamí. Me separé de ella dirigiéndome a sus botas quitandolas lentamente. Mis manos se adelantaron y bajaron sus baqueros junto a sus bragas, dejándola desnuda completamente. Una vez retiré sus botas y las dejé en el suelo junto a sus pantalones, fui besando su empeine hasta llegar a su muslo

Sonrei con diversión cuando afirmo que la excitaba, eso era algo que ya sabia. Besé su muslo por la parte de dentro acercándome a su sexo. Acerqué mi mano a su entrada, pasando mi dedo por sus labios genitales impregnándolos de su jugo.
-Ya estas mojada, que sorpresa
Dije con diversión subiendo por su cuerpo, besando su viente hasta llegar a su cuello donde deposité un apasionado beso dejándolo marcado. Despues deslicé mis labios a su lóbulo jugando con el, mordiéndolo, hasta finalmente besar sus labios.

Mi dedo pasaba de arriba abajo por sus labios genitales, acariciándolo lentamente, de vez en cuando frotaba su clítoris. En mi entrepierna ya se podía notar una gran erección debido al momento

Sentí como movía sus caderas y negué con la cabeza divertido separándome de sus besos para mirarla a los ojos.
-Nada de moverse... ¿recuerdas?-
volví a besar sus labios por unos segundos antes de separarme y morderla el labio inferior.
-No me hagas ser malo contigo amor
Finalmente introduje dos de mis dedos dentro de ella moviéndolos con lentitud e incrementando el ritmo según creía conveniente, entrando y saliendo de ella a placer. Entraban con gran facilidad pues la zona estaba bastante lubricada por su excitación. Saque la mano de su interior y separé sus piernas para poder tener mejor visión. Estaba bastante húmeda. Acerque mi lengua a su clítoris lamiéndolo para luego pasar mi lengua por sus labios vaginales, lamiendo todo su jugo
-Sabes deliciosa mi vida.

Oírla gemir era todo un regalo divino. Me separé de ella para desabrocharme lentamente los pantalones y dejarlos caer al suelo con la demás ropa. Mis pantalones arrastraban tambien mis boxers dejándome solo con la camisa puesta. La miré con lujuria y diversión y desabroche lentamente mi camisa. Una vez terminé volví a ella besándola de nuevo, mi miembro rozaba su sexo mojado. Jugué un rato mas con ella sujetando mi miembro con una de mis manos, frotando su clítoris con la punta.

Me separé nuevamente para alcanzar un objeto metálico. Las conocidas bolas chinas.
-La espera ya terminó
Dije sonriente colocando las bolas dentro de ella. La cogí de las caderas, levantándola para ladearla y voltearla, ahora me daba la espalda. Pegue mi pecho a su espalda y con ambas manos acariciaba sus senos mientras mi miembro se rozaba con su trasero. Estiré sus pezones duros frotándolos despues entre mis dedos. Llevé mi mano a mi miembro colocandolo en su entrada trasera y con una fuerte embestida, ya estaba dentro de ella

Me aferré a sus caderas mientras la embestía con algo de fuerza abriéndome paso en ella. Al principio se sentía estrecho dentro de ella pero poco a poco aquello se acomodó. Junté mi pecho a su espalda para alcanzar a tocar sus senos, amasarlos con fuerza, retorciendo sus pezones con mis dedos.
Cada vez que su cuerpo se movía, esas bolas en su interior tambien lo hacían, facilitándola el llegar al orgasmo mas rapido. Oírla gemir me ponía a sobremanera mas excitado.

Llevé una de mis manos a su sexo frotando su clítoris para hacerla gemir mas sonoramente. Estaba mojada, mucho a decir verdad. Ahogué un gemido mordiéndola suavemente el hombro mientras ahora introducía mis dedos dentro de ella