Paseos sin rumbo fijo [Andy T. Gaunt]

Después de unas cuantas clases bastante tranquilas tocaba hora libre, no tenía muchos ánimos para salir a los jardines a pasearme así que me dispuse a recorrer el castillo. Caminé hasta el segundo piso, y comencé a recorrerle sin rumbo fijo, francamente no tenía idea de que más hacer...por momentos recordaba mi encuentro con el profesor Wolfgang y una sonrisa se dibujaba en mi rostro "Nos meteremos en un lio grande si alguien se entera" pensé mientras continuaba mi camino.

Esa mañana también había recibido a la hora del desayuno una carta de mi padre, solo confirmaba que se encontraba bien y que al parecer mi madre había decidido huir de la casa (probablemente para ser mortífago junto con otros vampiros), lo cual le daba tiempo a él para lanzar hechizos protectores al rededor de la mansión.

-Al menos se que estará a salvo- dije para mi mientras continuaba mi recorrido por el segundo piso. Después de un par de minutos a lo lejos percibí a un alumno, algo en él inexplicablemente llamó mi atención..me acerqué un poco más hasta que note que se trataba de un chico de Slythering que reconocí un poco de vista pero no tuve idea de cual fuese su nombre o su apellido...a veces no tenía buena memoria para cuestiones de nombres.

El chico era bastante atractivo: piel clara, cabello oscuro, unos ojos bastante cautivadores y en general era llamativo; hacía mucho que no era repentinamente sociable, así que me acerqué y sin ningún temor saludé al chico:

-Hola, ¿aprovechando horas libres?- le cuestioné tranquilamente con una sonrisa.

¿Me estaba empezando invadir la locura? Era algo improbable, si eso me estuviera pasando, esa seria la ultima pregunta que me haría. Oscuridad. Me encontraba sumergido en la oscuridad. Oía algo. ¿Debería alegrarme con algo tan tonto?, no creo, el sonido se estaba alejando. La oscuridad otra vez estaba cubriéndome, no sentía nada, era como si el frío o el calor se hubieran ido, mi cuerpo estaba inmóvil, no respondía a mis órdenes. No lo intente mas… todo se volvió negro. No pude evitar pensar, que mi hora había llegado.

- “¿Dónde estoy?, ¿Qué paso?, ¿Qué lugar es este?, ¿Por qué me siento tan débil?” - mis ojos se abrieron lentamente y frente a mi lo primero que me pude encontrar fue mi mano, cubriendo mis ojos, evitando que la luz que se filtraba por una ventana me dieron directamente en ellos. No sabia cuanto tiempo llevaba tirado en ese baño. Me levante despacio hasta quedar sentado, mirando a mí alrededor. Apenas lograba distinguir algunas siluetas de las cosas que me rodeaban, estaba en el baño de chicas. No pude evitar que de mis labios saliera un gemido de dolor ante el repentino mareo que me ataco sin ningún aviso, lleve mi mano a mi cabeza de inmediato, me dolía. Sentí como mis dedos tocaban la suave piel de mi cien, ahora cubierta por una costra, observe mis dedos llenos de sangre seca.

Me levante lentamente, ayudándome con un lavamanos. Lo note al instante, la magia rodeaba la entrada a la cámara, el ritual estaba completo, ahora estaba prohibida la entrada a aquellos que no sean parte de la familia Gaunt o sus conocidos. Camine por los pasillos del baño, con la intención de buscar alguna salida de ese baño. Llegue a la puerta y no lo pensé dos veces, Salí por ella. Empecé a caminar por el pasillo y me preguntaba cuanto tiempo había pasado. Mis preguntas se desvanecieron en un instante al ver un joven de un extraño color de cabellera al fenal del pasillo, lo reconocia, estabamos juntos en algunas clases.

Se acerco, cogiéndome desprevenido, un evidente escalofrío recorrió todo mi cuerpo, cada uno de mis músculos se tensaron al instante, el sonido de la suave voz del joven logro serenarme y relajarme, como si se tratara de un ungüento. - Hola… - me di la vuelta, con una sonrisa amigable en mi rostro, solo para ocultar la realidad, estaba débil, y no quería que ese joven se diera cuenta. Una sonrisa tímida adorno mi rostro mientras retrocedí un par de pasos. - Usted es el Señor Medici, no esperaba encontrarme con usted, discúlpeme pero creo que no es un buen momento. - admití finalmente mientras bajaba la mirada hasta el suelo, comencé a sentir como el dolor comenzaba a hacerse presente en mi cuerpo. - ¿Podríamos encontrarnos en otro momento? - pregunte finalmente intentando huir.

Le noté un tanto tambaleante, el chico dió media vuelta para quedar de frente hacia mí- Hola… - su sonrisa era amigable, un tanto forzada...pero no por hipocresía, más bien como si no tuviera mucha energía para hacerlo. Retrocedió un par de pasos y continuó - Usted es el Señor Medici, no esperaba encontrarme con usted, discúlpeme pero creo que no es un buen momento. - dijo en un tono a mi parecer más serio al mismo tiempo que su mirada se dirigía al suelo...mirandolo atentamente no me pareció que el chico se encontrara para nada bien - ¿Podríamos encontrarnos en otro momento? - preguntó como quien quisiera cortar la conversación de pronto...reconocía ese tono de voz, era el mismo que llegué a usar cuando me encontraba debilitado cada vez que no bebía (contra mi voluntad) mi dosis mensual de sangre animal; en todos los casos donde rechacé la ayuda de quienes me encontraban así terminaba lamentándome...

Me quedé un poco paralizado al no saber que acción debía tomar, lo común seria dejarle ir pero algo dentro de mí insistia en que lo mejor sería ayudarle...tal vez incluso aunque fuese un tanto contra su voluntad.

-Espero no te parezca entrometido de mi parte- no solía ser de los que hablaban de "usted" a sus compañeros, esperaba que no le molestara...nunca había tratado con él más alla de preguntas dentro de la clase. Me acerqué el par de pasos que el había dado hacia atras me agache ligeramente para buscar su mirada, le tomé suavemente de la barbilla y le hice levantar la vista un poco -Pero definitivamente no luces bien...- sí, a veces tenía una mala costumbre de ser demasiado interesado en el bienestar de la gente...pero me era inevitable, si la cosa se agravaba por dejarle ir probablemente me sentiria indirectamente responsable -¿Qué puedo hacer por tí?...- esperaba no ser rechazado rotundamente...

Por alguna extraña razón, la voz del señor Medici me agradaba, me hacia sentir bien. Estaba cansado y quizás, solo quizás la herida se había abierto un poco por el movimiento, perder tanta sangre ya me estaba afectando. Sentí la voz del joven, las suaves manos que alzaron mi rostro. Fui ayudado por el pero ahora sentía mis energías renovadas. No pude evitar que de mis labios salieran un suspiro mientras mirara al chico con algo de suspicacia. - ¿Por qué me ayudas? Apenas nos conocemos eh intentas ayudarme como si fuera tu amigo. - le dije con una ligera sonrisa, apoyándome un poco en el.

El color de mi brazo volvió, me separe del joven por un momento, sacándome la tunica, clave mis azulinos ojos en el joven antes de gruñir por lo bajo. - No hagas preguntas… - fue toda la respuesta, mientras echaba ambos brazos hacia atrás dejando que la molesta prenda se deslizara, dejando que se deslizara suavemente por ambos brazos, observando el vendaje que cubría mi brazo. Observe como otra vez estaban llenos de sangre, Una vez que pude dejar a un lado la tunica, me deje caer, sentándome en el sueño, aflojando un poco la corbata y desabrochando los botones lentamente, mi pecho lampiño quedo al descubierto, observe a joven Medici, estaba actuando muy frío con el. - Tranquilo, solo estoy algo mareado y mi brazo me duele. - dije sonriendo mientras me sacaba la camisa con cierta dificultas.

Observe los vendajes, alzando un poco mi brazo y dándole una mordida, haciendo que todos se soltaran, dejando ver mi brazo algo maltratado, el músculo todavía podía verse, la sangre no paraba de brotar, no pude evitar suspirar, frustrado. - No puedo creer que esas pociones no funcionaran… - dije para mi en voz alta. Una idea atravesó mi mente, observe al joven, con una sonrisa. - Usted es el hijo de John Medici… puedes ayudarme… - le dije con una sonrisa adornando mi rostro, mientras tomaba la mano del joven. Ahora pude observarlo bien, ese joven era diferente a los de ese colegio, su estilo, su piel, forma de actuar, seria una compañía interesante.

Solo miraba al chico, se sentía bastante frio al tacto... continué sosteniendo mi mirada con la de él, tenía unos ojos bastante cautivadores. El chico soltó un pequeño suspiro y luego esbozo una ligera sonrisa - ¿Por qué me ayudas? Apenas nos conocemos eh intentas ayudarme como si fuera tu amigo- cuestionó en un tono de suspicacia y se recargó ligeramente en mí.

-¿Por qué no habría? no es necesario ser amigos cercanos para que te brinde mi ayuda- puse mi mano sobre su hombro - Si no lo hago, me sentiría como la peor persona del mundo-

Se separó de mí un momento y gruñó por lo bajo -No hagas preguntas- acto seguido comenzó a quitarse la túnica, la deslizo de manera suave y elegante por sus brazos...debía admitirlo, el joven era de movimientos muy suaves y eso me agradaba. Al deslizarse su túnica por sus brazos pude apreciar que estos se encontraban llenos de vendajes con una cantidad considerable de sangre en ellos, mis ojos se abrieron un poco más, jamás espere en un día tan tranquilo encontrar a un compañero así...mucho menos al Slythering que ahora tenía frente a mí, no me impactó la sangre pero de momento no me lo esperaba -Con razón te sentí tan frio...- me acerqué un poco más, él se sentó en el suelo... me hinqué a su lado.

Se aflojo la corbata y comenzó a desabotonar su camisa, intente ayudarle pero lo hizo rapidamente. Me miró de nuevo -Tranquilo, solo estoy algo mareado y mi brazo me duele. - sonrió antes de sacarse la camisa y quedar al descubierto su torso lampiño y de piel clara.

Los vendajes se veían mas ensangrentados que cuando se había quitado la túnica, era obvio que algo no andaba en absoluto bien. Se los quitó con un rápido movimiento de su boca y pude apreciar su brazo lleno de heridas, partes del musculo al descubierto y sangre brotando...no pude evitar hacer una ligera mueca de dolor -Es definitivamente peor de lo que pensé- me acerqué y le tome de la muñeca para apreciar con detenimiento las heridas - No puedo creer que esas pociones no funcionaran… - exclamó con frustración, pero su tono cambió en cuanto volvio a mirarme ahora con una sonrisa -Usted es el hijo de John Medici… puedes ayudarme… -

Tragué saliva ante su comentario; Si, era su hijo y uno de los mejores alumnos en pociones (si no era mucho mejor era por el simple hecho de que a veces me interesaba más por experimentar que por cumplir con tareas)...pero definitivamente yo no era tan bueno como mi padre; sin embargo, creia estar seguro de poder ayudarlo.

-Si, lo soy...pero la situación es un poco dificil en tu caso- le miré con preocupación, me sorprendía como el chico podía sonreir aún en su situación. Volví a tomar su muñeca -Disculpa de antemano si te lastimo...- dije antes de estirar un poco su brazo, pase muy ligeramente la yema de los dedos por las secciones donde la piel se levantaba; de pronto recordé una poción recién desarrollada por mi padre y de la cual cargaba un poco desde que comenzó el curso -La pregunta sonará tonta pero, ¿con qué te los haz hecho?- me parecía lógico que había sido por alguna especie de hechizo o conjunto de los mismos...pero necesitaba asegurarme, al igual que me pareció importante que hubiese confianza entre ambos para facilitarlo todo.

Solté su brazo y metí la mano en la pequeña bolsa que cargaba en mi cinturón (no es que fuese paranoico pero las cosas en el mundo mágico se habían puesto lo suficientemente oscuras para andar siempre preparado) y saqué una botella pequeña con una poción que contenía un líquido de color negro rojizo -Lo se, tiene mala pinta...y sentirás un fuerte ardor, pero puede cerrar cualquier tipo de herida- abrí la pequeña botella y comencé a depositar pequeñas gotas de la misma sobre los brazos del Slythering, uno a la vez...fueron 10 gotas en cada brazo -Ahora solo falta..- saqué mi varita y la pose cerca de cada parte donde una gota de la poción hubiese sido depositada -curarent reficit et sanat- conjuré en cada una de las 10 partes. Una vez terminado el proceso solté un fuerte suspiro -Es un proceso muy fuerte, por eso necesita el conjuro...admito que gasta un poco las energías de quien lo realiza. Mi padre aún busca mejorar eso- por la naturaleza de las heridas de sus brazos, no sanarían al momento pero al cabo de una media hora estaria como nuevo.

Me quité la túnica rapidamente e igual me retiré la camisa dejando al descubierto mis tatuajes (no muchos tenían el conocimiento de su existencia, solo los Gryffindor) con un hechizo Difindo corte la prenda en varias secciones que use como vendaje, comencé a envolver uno de sus brazos -Vaya que te los haz hecho con algo bastante complejo...no te preocupes, las vendas solo son para acelerar el proceso- dije en un tono sereno, le sonreí y una vez terminado un brazo, proseguí con el otro -Haz perdido mucha sangre pero creo te podrás recuperar- termine con los vendajes y me coloqué mi túnica -Dudo que noten que no traigo camisa debajo de esto- reí un poco, queria hacer más tranquilo el momento. Le miré de nuevo a los ojos -Admito que, a pesar de no ser amigos, me sentí terrible en cuanto vi el estado de tus brazos- esos ojos azules estaban llenos de hipnotismo, era casi imposible no mirarlos durante largo rato. Recargué mi espalda en la misma pared donde él se encontraba recargado sin quitar la vista de sus ojos -son...hermosos- dije en un suspiro -ehm, perdón...creí que solo lo había pensado- me sonroje y dirigí la vista a otra parte esperando no haberle asustado...

Lleve una mano a mi rostro, tocando con mi pulgar mi barbilla, observando al joven con una mueca divertida dibujada en mi rostro al escuchar las palabras del joven. El joven Medici, sentía un aura extraña proveniente de el, aquel joven que m acaba de sacar de la monotonía que se había convertido mi vida, desde que había llegado a ese colegio, ese pequeño león que decidió ayudar a la serpiente mas peligrosa de esa pequeña escuela. Si, el hijo del señor Medici. Quien lo creería, el hijo del hombre que era socio de mis padres seria que el que me salvara en este momento critico.

- Puedo decir que en este mundo no exciten las casualidades, solo existe lo inevitable… - le dije con una media sonrisa, muy divertido ante la situación. - Estábamos destinados a conocernos señor Medici, creo que el pasado se volvió a repetir. - sonríe, todo lo que había dicho, estaba mezclado con un tono de broma pero termine revelando una verdad absoluto. Un aura de lealtad nos unía, un león y una serpiente podían ser enemigos pero cuando se volvían aliados, era una combinación de temer. - Estoy acostumbrado al dolor y creo que su compañía me ayudara a aguantar el dolor que estoy a punto de sentir. - cada palabra que salían de mis labios estaba llenas de respeto, algo que no muchos han logrado ganarse. - La información que me pide no puedo dársela, no en este momento, pero en otro lugar y en otras circunstancias podré darle esa información si lo desea - era solo susurros, intentando que el joven entendiera que eso no seria revelado tan fácilmente.

Una corriente eléctrica atravesó todo mi cuerpo, un alarido de dolor quiso escapar de mis labios y un impulso de arquear mi espalda igual. Pero por extraño que pareciera mi rostro estaba inexpresivo, nada de lo que sentía en ese momento lo demostraba, solo estaba estático. Nunca en toda mi vida había emitido un grito de dolor verdadero, no importaba si me había roto algún hueso o si me hubiera desgarrado algún músculo. Mi mirada se desvío solo un instante hacia el muchacho que estaba curándome. Un nuevo alarido quiso escapar de mis labios, observado aun como la sangre no paraba de brotar de mis heridas. Mi mente se había desconectado del mundo, todo estaba oscuro.

Mi mente volvió a este mundo al escuchar el encantamiento seccionador, sonreí dulcemente mientras ladeaba un poco mi cabeza sin alejar mi mirada a la figura del joven Medici. - Con que eso era lo que llamaba mi atención... sabia que tenias algo oculto. - hable bajo, hablando conmigo mismo, una sonrisa cortes apareció en mis labios, deje que me vendara mis extremidades superiores. – no puedo creer que un lugar como este encontrara a una persona que sea igual a mi. – nunca hablaba de ello, ese era un tema que nunca tocaba, no era un tema para usarse en una conversación normal. - Muéstrame tu verdadera naturaleza… beber de sangre. - mis manos tomaron delicadamente el rostro del joven, una sonrisa apareció en mi rostro, una lagrima de sangre salio de mi ojo izquierdo. Quería ver que tan parecido éramos… si valía la pena formar un lazo de lealtad.

Me había volteado debido a la vergüenza de mi pequeño comentario de hacia un rato, realmente no quería que se sintiese acosado o algo por el estilo y terminara levantandose y huyendo de mí. Pero comencé a escuchar su voz dirigirse hacia mí...

– no puedo creer que un lugar como este encontrara a una persona que sea igual a mi. – comenzó a hablar en ese tono sereno que Gaunt siempre manejaba, su voz era como una melodía que recorría todo mi cuerpo - Muéstrame tu verdadera naturaleza… beber de sangre. - esas palabras me hicieron temblar ligeramente y dirigí de nuevo mi mirada hacia él, sentí sus manos suavemente sobre mi rostro
y noté como una ligera sonrisa se dibujo en sus labios. De pronto, una sensación eléctrica dentro de mí comenzó a molestarme un poco, entre más analizaba su mirada aumentaba dicha descarga...traté de no representar el dolor pero fue dificil.

No tenía la menor idea de lo que me estaba sucediendo, vi como una lágrima de sangre salió de su ojo izquierdo y comenzó a resbalar lentamente por su mejilla provocando que la descarga fuese bastante molesta y aquel molesto chillido comenzó a resonar en mi cabeza; su lágrima continuó cayendo. Apreté los puños y sentí un ligero dolor en mis ojos, los cerré con fuerza...era señal de que habían cambiado de color...seguro ahora Andy podía ver mis ojos en un tono color vino...

-Si...mi naturaleza- dije en un tono profundo. No entendía lo que sucedía, habia tomado mi poción esa mañana...lo curioso es que a pesar de las molestias no sentía un dolor terrible como cuando olvidaba mi dosis y me transformaba a medias contra mi voluntad. Senti presión en mis encias, señal de que unos afilados colmillos comenzaban a salir...solté un pequeño gemido de dolor hasta que la sensación se desvaneció, llevé mis dedos a mis nuevos y afilados colmillos...

Mi vista no se despegó del rostro de Andy en todo el extraño momento, me había transformado frente a él. Pero sin fuertes dolores como sucedía contra mi voluntad, ¿Qué habia hecho con su mirada? ¿Acaso fue alguna especie de hechizo que no tuvo que pronunciar? ¿O inconscientemente yo lo hice a propósito?...lo que haya sido, me había transformado. Tomé el rostro de Andy con ambas manos y lo acerqué a mí, quedando extremadamente cerca, recargúe mi frente con la suya, aun suspiraba por los ligeros dolores de hacía un momento; podia sentir aquella electricidad en mi cuerpo...

-Esta es...mi naturaleza- mi voz era un poco mas orgullosa que de costumbre, cerré los ojos y acerqué mis labios a los suyos -No entiendo...que ha pasado...pero me siento bien- susurré sobre sus labios...acaricie su mejilla -No me ha dolido...tanto- continué susurrando de la misma forma, su lágrima de sangre había llegado a la altura de la comisura de sus labios...movi ligeramente mi rostro y pasé mis labios por aquella gota carmesí.

Una media sonrisa apareció en mi rostro, esa situación me estaba pareciendo de lo más divertida, sentí el fuerte agarre que el joven Medici ejercía sobre mí. No podía apartar mi vista de los profundos ojos de ese muchacho. La brisa que atravesaba ese pasillo había cambia de un momento a otro de dirección, ya no había nadie en el pasillo, sentía como si la realidad se hubiera distorsionado, como si solo existiéramos nosotros en el mundo. La cercanía de ese joven me dejo sentir su aroma, se asemejaba tanto a las gardenias, ese aroma tan suave pero que podía embriagarte en el primer instante. Varias imágenes pasaron por mi mente, un encuentro, dos niños, rodeados de , en un viaje que realice de a cuando era apenas un niño.

Ese niño al que solo podía recordar por mis sueños, que al despertar sabia que había soñado con el pero al mismo tiempo sentía que no, siempre lo perseguía, lo intentaba retener a mi lado, pero siempre se alegaba y no podía encantarlo. Recordaba sus ojos de un suave color carmesí, su cabello algo lardo, un cuerpo delicado, solo unos centímetros mas bajo que yo. Ese poderoso aroma… desperté. Pude notas que inconsciente estaba respirando sobre el cuello del joven Medici. Sin entender el porque, una sonrisa calida apareció en mi rostro, pero se podía notar un poco de nostalgia en ella.

Una gran oleada de poder recorrió todo mi cuerpo, mi magia salía de mi cuerpo de una forma sutil, fijándose al cuerpo del joven Medici. El nuevo encantamiento que había utilizado había causado una reacción en cadena, toda mi magia corría através de mi cuerpo. Era una sensación de superioridad, una que estaba comenzando a agradarle pero por muy mínimo que fuera, también sentía miedo de esa sensación.

Un fuerte dolor de cabeza comenzó, un pinchazo en mi cien me hizo despertar. Salí por completo de las tinieblas en las que me había hundido, despertando poco a poco, me sentía aturdido, y desorientado, pero todo eso fuer oculto perfectamente, mi rostro cambio, permaneciendo inexpresivo. Con un poco de esfuerzo logre abrir mis ojos y enfocar mi vista, observando el rostro del joven cerca del mío.

Una imperceptible sonrisa apareció en mi rostro. - Recuerdo… que cuando estaba creando este hechizo mi primo me encontró y sus palabras fueron: “ya veras, los acontecimientos superaran tu control” pensaba que no iba a lograr controlar el hechizo en su totalidad… jejeje, nunca pensó que yo soy un genio en investigación y desarrollo, este hechizo es un increíble avance medico aunque podía aplicarse perfectamente para la destrucción masiva… este hechizo fue creado especialmente para usted. - dejando que tomara la sangre que resbalaba por mi rostro.

La sensación calido de los labios del joven Medici me estaba llamando pero no podía permitirme perder el control, no como la ultima vez. - Recuerdo… que la primera vez que nos encontramos… cuando éramos unos niños, me mordiste y bebiste de mi sangre, pero paraste… dijiste que mi sangre era la mas deliciosa que habías probado, todas las noches que me quedaba en tu casa, entrabas a mi habitación y me mordías, pero siempre parabas a la mitad del trayecto porque no podías beber mucha, porque no querías perderme… ¿Qué significaban esas palabras?...

Era como haberse transportado a otra dimensión por momentos, una energía misteriosa pero a la vez muy familiar comenzó a recorrer nuestros cuerpos. Noté su mirada, tenía algo de nostalgia y tambien dolor por ciertas reacciones que nos hicieron jadear ligeramente de dolor.

Sostenía bastante fuerte el rostro de Andy contra el mio, nuestros labios se rozaban continuamente. Habló sobre la magia que había efectuado, "fue creada especialmente para usted" fue lo que más resonó en mi mente, abrí mis ojos bastante sorprendido, ¿Cómo podía haber desarrollado algo especialmente para mí? podria referirse a que fue desarrollada para alguien como yo, pero (de acuerdo a los libros que leí sobre vampirismo) soy una situación casi única...¿Qué podria ser?.

Mi mente comenzaba a presionarme de nuevo, un ligero zumbido comenzaba a escucharse dentro de ella, apreté los ojos un momento y luego los volví a abrir. Me encontré de nuevo mirando directo a sus ojos, apreté ligeramente su rostro y vi que otra pequeña lágrima de sangre precedía a la anterior...moví mi cara ligeramente otra vez y pose mis labios en esa lágrima carmesí que resbalaba por su mejilla, la absorbi suavemente y de nuevo el sabor me pareció peculiar pero no sabía por qué...un fuerte calor comenzó a sentirse en mi lengua justo donde la sangre había recorrido, dicha sensación se extendió por mi paladar y luego por mi cabeza; era un calor bastante fuerte...cerré de nuevo mis ojos sin despegarme de aquel hermoso rostro.

-¿Qué pasa ahora?- susurre de nuevo sobre sus rosados labios...imagenes comenzaron a venir a mi cabeza, ¿Por qué sentía esta conección con Andy?, recuerdos mezclados y confusos atacaron mi mente:

Flashback.-

...Un niño de penetrantes ojos azules sonreía tímido frente a mí, era solo un poco mas alto que yo y tenía una energia bastante fuerte; su dedo sangraba ...al parecer se había pinchado con algo...tomaba su dedo y probaba su sangre, era deliciosa.

Me preguntaba el pequeño hijo de los Gaunt si yo era un vampiro, mirando directamente mis ojos. Le correspondí su mirada algo pensativo -No...no lo se...- contesté en un tono inocente, ignorando completamente porque yo era tan diferente al resto de niños magos -En realidad...papi jamás me ha querido decir porque me comporto tan extraño a veces. Cada vez que le pregunto trata de distraerme con caramelos que rocía con un líquido que les quita el sabor- hice una pequeña mueca, odiaba esos caramelos pero papi decía que necesitaba tomarlos, que eran buenos para mí. Lleve mis manos detrás de mí y comencé a remover la hierba debajo de mí con mis pies -También me da a beber algunas veces sangre de animales, es asqueroso...pero también dice que me hará bien- sentí un pinchazo en la cabeza- Es como si otro viviera dentro de mí, pero que a la ves somos los mismos...¿soy extraño?- pregunté mirando de nuevo al niño de ojos azules...

...Un pasillo de la mansión Medici que al parecer yo recorría a un ritmo extraño, entré en una habitación y admiré al pequeño chico de piel blanca que dormía tranquilamente, me metía en su cama, analizaba su piel...una presión en mis encias me hacia soltar un quejido que despertó a mi compañero de juegos, él solo me miró...tomé su brazo y encajé mis colmillos en su muñeca, comenzando a beber su sangre, era un sabor delicioso e inexplicable...él no se quejaba mucho, al menos no de manera sonora...pasados unos minutos me detenía, pero me sentía diferente, como si hubiese crecido (no fisicamente) y mi tono de voz era el de un niño muy seguro de si mismo pero a la vez un tanto ...maligno.

-Si continuo...moririas- ese tono bastante tétrico para un niño de mi edad seguía en mi voz- y no quiero que mueras...tienes que quedarte otras veces- pasé mis labios por su herida la cual se cerró, aún goteaba sangre de mi boca -Será nuestro juego...¿cierto...Andy?-

Fin del Flashback...

Esa última parte de aquel recuerdo me hizo abrir los ojos de golpe, no podía creer lo que había visto. Separé mi rostro varios centímetros del de Gaunt y retiré una mano de encima de él, la cual lleve a mi cabeza. Él comenzó a hablar:

- Recuerdo… que la primera vez que nos encontramos… cuando éramos unos niños, me mordiste y bebiste de mi sangre, pero paraste… dijiste que mi sangre era la mas deliciosa que habías probado, todas las noches que me quedaba en tu casa, entrabas a mi habitación y me mordías, pero siempre parabas a la mitad del trayecto porque no podías beber mucha, porque no querías perderme… ¿Qué significaban esas palabras?...-

De nuevo las imagenes pasaron por mi mente pero de una manera rápida -Eras tú...siempre...-tragué saliva y mi mano presionaba un poco mi cabeza- ...siempre fuiste tú, pensé que todo había sido idea mia. Que mi imaginación infantil me había jugado una mala broma- mis ojos color vino le miraron con emoción- Es por eso que sentí una extrema necesidad por ayudarte. Y es por eso que me transformé de una manera no tan dolorosa- volví a posar mi mano en su mejilla, acariciandola con el pulgar.

Me acerqué mi rostro al suyo una vez más -Esas palabras, no necesitan una explicación tan rebuscada...era pequeño pero sabía que te necesitaba, me hiciste dependiente a tu sangre- pegué mis labios a los suyos- Quería beber toda la vida de tus venas pero sabía que si lo hacía te perdería para siempre y no me perdonaría- mi respiración se agitaba, era todo como una revelación...una parte de mi pasado se había aclarado...una parte de la cual siempre me quise convencer que se trataba de un sueño, o tal vez una pesadilla- Pero en algún momento tu no regresaste y mi padre me convenció de que todo había sido una ilusión...un amigo imaginario. Más el recuerdo del dulce sabor de tu sangre seguía presente en mi mente. ¿Cómo es que no lo había notado antes?- mi voz era un tanto profunda, temblaba ...estar de nuevo frente a la obsesión de mi infancia me ponía nervioso y a la vez mis ansias aumentaban , tenía que probarle de nuevo.

-Permíteme recordar con más claridad- volví a exclamar en un susurro sobre sus labios los cuales comencé a rozar suavemente, pidiendo un beso, lo necesitaba...para así poder morderle y aunque fuese probar otro poco de su deliciosa sangre....

- Aunque no te recordaba, siempre estabas presente, cada palabra que usted me digo cuando éramos niños quedaron grabadas en mi subconsciente… quería que no ocultaras tu verdadera naturaleza, pero que pudiera controlarse. - intervine ante las palabras del joven Medici, sabia que nuestro lazo se había formado en el primer instante que nos conocimos, un lazo de sangre lo completo. Deje que por primera vez en mi rostro apareciera una sonrisa lobuna, divertida, observando cada uno de los movimientos del señorito, esa escena no me la esperaba, todo era un completo misterio.

- Sabes que si continuas será peligroso para ambos, el hechizo todavía no se a implantado por completo… mi sangre te llama, me reconociste en el primer momento. Cada gota de sangre que recorre mi cuerpo te llama. - dije posando mi mano sobre la del joven que estaba pegada a mi mejilla. - Pero ten mucho cuidado… pero si enserio deseas mi sangre y estas listo para mostrar tus colmillos. - dije echándolo a un lado, tumbándolo sobre el suelo, trepándome sobre el, evitando dejar caer todo mi peso sobre el joven, evitando el contacto directo, aprisionando sus delgadas piernas entre las mías, dejándolas inmóviles. - Muéstrelos en este momento… - lo provoque, hablándole al oído, lamiendo lentamente el lóbulo de esta, dándole una pequeña mordida. - Espero que mis movimientos… problemáticos… - me detuve a mi mismo, parando ese juego por un momento, observando con cuidado cada reacción de joven Medici.

Debía admitir que el joven Medici no dejaba de sorprenderme a cada momento, mientras estaba con el, sentía que el ambiente era muy agradable. No importaba cuando tiempo habíamos estado separados, sin saber nada, absolutamente nada el uno del otro, todo lazo había sido cortado por nuestros padres, sabían que era peligroso nuestro lazo, solo eran pequeños retazos, pequeñas partes de mi memoria, pero estaba perfectamente visible el primer encuentro que tuvimos, desde el primer momento en que nos encontramos, sabíamos que estábamos unidos.

La decisión estaba tomada, desde ese momento, seria la serpiente que protegería a ese pequeño vampiro, estoy dispuesto a enterrar mis colmillos en cualquier persona que intentara lastímalo, seria su protector… mientras que no le pasara anda al joven Medici todo estaría muy bien. - Esta en terreno peligroso joven Medici… no tiente a su suerte. - pase mi mano por el cuello del joven, hundiendo mis dedos en el sedoso cabello del joven Medici, mientras pasaba mi nariz por el oído del joven Medici. En un segundo… solo en un segundo, Me deje llevar por esos suaves labios, estaban fríos y sabían muy bien, como el helado de cerezas, por instinto cerré los ojos disfrutando de la deliciosa sensación. Introduciendo mi lengua en la calida boca del joven, saboreando cada rincón de esta.

Ansiaba sentir sus labios entre los mios, morderle y probar un poco de esa deliciosa sangre de la que fui apartado hacia ya muchos años; Andy me parecia más apetecible con cada segundo que pasaba.

De pronto me tumbo de lado, quedando yo boca arriba, mi respiración se agito por el apetito y el calor que comenzaba a subir en ese momento por mi cuerpo, mis ojos analizaban cada centímetro de su hermoso rostro y su bello cuello.

Aprisionó mis piernas con las suyas, intenté safarme para acercarlo más a mi, que nuestros cuerpos quedaran rozando el uno con el otro pero me era imposible ya que su fuerza era bastante para un chico delgado como él...supuse que era parte de aquella naturaleza que no conocía aún del todo. Cuando pidió que mostrara mis colmillos no pude evitar esbozar una sonrisa un tanto perversa que hizo quedar al descubierto los afilados caninos que se habian desarrollado mucho hacia un momento. Arquee la espalda cuando su lengua paso por el lóbulo de mi oreja:

-Haz encontrado uno de mis puntos débiles- dije con un tono cargado de lujuria ansiando mas el momento de tocar mis labios con los suyos. Sentí sus dientes sobre esa zona de mi oreja, me hizo soltar un suspiro e intentar zafarme de él nuevamente, pero fue imposible. Se detuvo a observarme, volví a dedicarle una sonrisa mostrando mis afilados colmillos que estaban completamente desarrollados...el ambiente se sentía diferente, ya ni siquiera me parecía que estuviésemos en Hogwarts...como si hubiésemos caído en el limbo.

Su presencia me hacía sentir protegido, no era que yo necesitara tal cosa todo el tiempo, pero los tiempos que se avecinaban probablemente requeririan tener gente en quien confiar y que pudiera enseñarte un par de cosas.

- Esta en terreno peligroso joven Medici… no tiente a su suerte. - me dijo con una sonrisa. Pasó sus manos por mi cuello y me miró con especial curiosidad, acarició mi cabello provocando otro suspiro de mi parte, le necesitaba...no podía creer todo el tiempo perdido por culpa de mi padre, tendría que cuestionarlo en una carta lo más pronto posible.

-¿Cómo que no tiente a mi...?- no pude terminar de formular la pregunta ya que de pronto comenzó a besarme, correspondí al beso primero con sutileza pero no tardamos nada en intensificarlo, mordi sus labios ligeramente solo por disfrutar...a pesar de que necesitaba saborear su sangre, aquel beso valía la pena como para esperar unos minutos más.

Aprisionaba su labio inferior con los mios, succionandolo y mordiendolo de manera suave con cada movimiento, introdujo su lengua dentro de mi boca y comencé a acariciarla con la mia, su sabor era exquisito...como algo completamente diferente a todo lo que había probado pero a la vez sentía algo de peligro mientras lo hacia, lo cual aumentó la adrenalina en mi y la intensidad de los besos. Acaricié el cabello de su nuca y lo presioné contra mí, intentado probar mas de esa hermosa boca...acaricie sus mejillas y sus hombros ...estos últimos con particular fuerza, apretandolos un poco con mis dedos...

Volví a morder sus labios ahora con un poco de mas fuerza, me separé un poco de aquel beso tan embriagador -No comprendo como pude sobrevivir tantos años así...eso explica tantas cosas- le dije con una sonrisa antes de volver a besarle, meti mi lengua en su boca y comencé a frotarla con la suya. Sin previo aviso le mordí su labio inferior con uno de mis colmillos, de manera bastante fuerte haciendo que este comenzara a sangrar ...no succionaría su sangre de ahí, solo lo hice para sentir ese calor carmesí en mi boca al mismo tiempo que nos besábamos, lamí su labio que ahora tenía ese sutil sabor a su hermosa sangre. Ya solo esperaba un poco más antes de poder encajar mis colmillos en su muñeca o su cuello, pero todo tenía que ser con cuidado para que no sufriera ningún daño...