Estoy Rendido (Andy T. Gaunt V. )

Hogar

Andy T. Gaunt V.

9 : PM

Noche Calurosa

Estoy Rendido (Andy T. Gaunt V. )

Raggedy man

Era unos de esos días que no querías saber que estuvieras con vida, era de esos días que preferirías que tu cuerpo estuviera enterrado en una de las tumbas en lo más profundo, de la tierra. Ayer Voldemort, nos dio clases de tortura, como si yo no supiera que es una miserable tortura, habíamos practicado toda la tarde torturando aurores, aunque debía admitirlo me gustaba tener poder tener magia para torturar a gente que debería morir que estar aquí en este mundo como los aburridos humanos que eran, ya terminando el día solo necesitaba relajarme dormir descansar por unas largas horas de sueño, tenía que decir que él me haya aceptado en sus aliadas era bueno, ya que aparte de mortifagos era sangre sucia pero como teníamos la misma crianza de que nos criaron en un orfanato tuvo algo así piedad de mi no me importaba, pero siempre le decía en las reuniones no me tenga tanta confianza, o si no podía perder lo que había ganado, él le gustaba mi coraje, mi valentía como le decía a él las cosas, me gustaba ser directo y matar y torturar a sangre fría como él.

Por fin la noche llego, y llegue con el hechizo de aparecerse, a mi mansión a mi grande y enorme mansión, sabía que mis hermanas a estas horas estarían durmiendo, no quería entrar a despertarlas, así que fui en cas gateando las escaleras, y llegue a mi cuarto, mirando mi cuarto me encantaba todo era perfecto, con lujos y se notaba la riqueza mis dos cosas favoritas, en eso corrí y me efendi en la cama apoyando mi cabeza en la almohada, dejando caer mis zapatos en el suelo, con mi varita cerré con magia la puerta, sin darme cuenta que alguien había entrado aprovechando que mis ojos estaban cerrados.
- Jane Eli son ustedes, saben que necesito descansar unos minutos solo unos minutos.-

ends.

Izaola

No podía evitarlo, mis pasos resonaban a lo largo de todo el pasillo, el sonido rebotaba en las paredes. El señor Bennet me había citado en su mansión, no entendía el porque de su invitación, no había hecho ningún movimiento. Pero en ese momento eso no tenía importancia para mí, sentía que me estaba volviendo loco, el constate chillido de los niños del colegio no me dejaba concentrar. Observe por la ventana, las hojas adornaban cuidadosamente el jardín de la mansión, la variedad de colores adornaba en aquel lugar, ese ambiente era perfecto para relajarse. Pero para mí, eso no era suficiente, quería liberarme de toda esta tensión.

Mientras caminaba por la mansión, mi túnica de estudiante no dejaba de ondear, mi cabello estaba húmedo, alborotado. Una pequeña capa de sudor cubría mi frente. Note a lo lejos la presencia de alguien más. - “Debe ser la señorita Bennet” - me dije a mi mismo, mientras murmuraba casi para mis adentro un hechizo. Agite mi varita, mi cuerpo desapareció, ya no podía ser visto por los demás. Me acerque a esa figura, avanzaba lo mas rápido que podía, pude notar solo una silueta, un hombre. Atravesando una puerta en silencia pude notar el cuerpo del señor Bennet sobre la cama. La puerta se cerró atrás de mí.

Una sonrisa divertida apareció en mi rostro, el señor solo pensaba que se trataba de sus hermanas. Me acerque sigiloso, esquivando algunas prendas que estaban desperdigadas por el suelo. Quedándome junto al señor. - No debería bajar la guardia así señor Bennet… un enemigo podría aprovecharse de esto. - le comente divertido mientras me subía sobre el, disipando mi hechizo, aprisionándolo contra la suave cama, tomándolo desde ambos costado de su cintura, silbándose cada palabras sobre el odio, dándole una pequeña lamida en esta y parte de su cuello.

Separándome un poco de el, me acomode mejor sobre la cadera del señor, acomodando mis manos, esperando a que el joven hiciese el primer movimiento, contemplando la situación, lamiendo sus labios, saboreando, como si lo que acabara de probar fuera un exquisito bocadillo. - Tengo la oportunidad de acerté cualquier cosa… un joven tan bello lleno de esperanzas y sueños… termino cayendo en mis redes… confiaste demasiado en mi… - le susurre sobre sus labios, dejando ver mis dientes, una dulce sonrisa adornaba mi rostro. - ¿Como estuvo su día?

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Andy T. Gaunt V.

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Noche Calurosa

Estoy Rendido (Andy T. Gaunt V. )

Raggedy man

Desperté y abrí de una sola vez mis ojos al notar que el señor Andy, estaba entrado a mi cuartel, a mi hogar, ya que le había dado una llave de emergencia a él. Sintiendo que mi cuerpo no se podía mover de la cama, al parecer el muchacho me había dado un hechizo para que mi cuerpo quedara completamente quieto sin moverlo en mi cama, con toda cautela oí lo que me contaba que había hecho mal haber confiado en él. ¿Podía ser cierto?, pero si me iba a matar, sabía que hechizó invocar para salir de esta, pero podía comprender a lo que se estaba refiriendo.

.- ¿Qué?, ¿A qué te refieres?, ¿Acaso vienes a matarme?, ¿Después de lo que hicimos la otra ves?, ¿No sientes nada del sexo que tuvimos ambos ese día?, aun lo recuerdo, vamos déjame mover mi cuerpo para poder tocarte y también besarte.-

Sonriéndole y vi la puerta por si una de mis hermanas entraba a mi pieza, no quería que ninguna de las dos nos interrumpieran, ya que mi momento con el eran especiales, me gustaba su forma de ser era tan cambiante, era guapo tenía todo lo que me encantaba de un chico que sabría lo que quería y lo conseguiría sin peros y sin que yo dijera que no, el sabía lo que buscaba y lo conseguiría, pero yo no sabía lo que el tenía en mente, oí claramente lo que me decía que como me fue en el trabajo, le sonreí dulcemente el sabía que era mortifagos, él era el único que lo sabía, ya que se lo había confesado la primera vez que lo conocí y no me daba miedo admitirlo miedo era de cobardes, y yo no lo era, y no tenía por qué esconderme de nadie.

.- Sabes perfectamente donde estuve en todo el día, torturando aurores, a elfos domésticos, Voldemort, dice que no estamos preparados para una pelea para una guerra que él quiere hacer con ese niño llamado Potter, pero en fin él sabe de mis habilidades, y por eso me explota más que al resto de los mortifagos, pero yo siempre le digo a ese idiota bueno para nada, que no confié mucho en mí que de la noche a la mañana puedo traicionarlo, ya que no uso la marca soy libre de pensar y dar mis propias reglas. ¿Y tú que tal tu día precioso?-





ends.

Izaola

Fue una sorpresa escuchar esas palabras del señor Bennet, escuchar esas palabras tan atrevidas de él no era común, solo las había escuchado cuando coqueteaba con alguna señorita. Talvez el mismo se dio cuenta de eso y eso esperaba, de mi nunca escucharía esas palabras. Yo nunca aceptaría una muestra de debilidad ante los demás. Siento como un escalofrío recorre mi cuerpo al escuchar esas falsas palabras, él sabia muy bien que todavía era virgen, un pequeño puchero se mostró en mi rostro, desviando mi rostro un poco. Vuelvo mi vista para mirarlo, con mucha atención. El me conocía y yo lo conocía a el, cada detalle de su ser, podían decir que tenia un actitud algo obsesiva, enferma, no me importaba como me llamaran. Ya lo había echo y no me importaba lo que las personas pensaran de mi.

Lo conocer muy bien, pero ese comentario no se lo espero, el siempre era muy amable conmigo, me encantaba escucharlo, deleitarme con cada palabra que salía de las boca del señor Bennet, cerré los ojos por unos minutos para imaginarme aquella situación que el señor le había descrito. Un pequeño sonrojo adorno mi rostro. - Jejeje… - una pequeña risa fue lo único que deje escapar de mis labios, mientras una sonrisa de medio lado aparecía en mi rostro, acercándome decidido a el. - Espero que cuando eso ocurra realmente, señor Bennet, sepa contener sus gemidos, porque no dejare de profanar su cuerpo toda la noche hasta dejar sin aliento. - deseaba sentir aquello, no pude evitar anhelar ese momento. Una de las cosas que más deseaba era poder dominar a ese hombre, tenerlo bajo control, saber que su único dueño era yo. - Y espero que también disfrute de caminar extraño, lo ara por unos días por provocarme de esa forma señor Bennet. - una nueva sonrisa apareció, pasando mi nariz, acariciando el rostro del joven Bennet, una leve caricia, sintiendo pequeñas cosquillas por el roce de aquella barba de unos días. - Espero que no piense que yo seré el que este abajo, no me queda el papel de sumiso.

Un suspiro escapo de mis labios. Todo eso lo hacia porque ese joven, donde lo veian, era una de sus debilidades, aunque no lo aceptara, era la verdad. Una de las formas de lastimarme, era lastimar al señor Bennet, pero no tenia de que preocuparse, era un mortifago y sabia defenderse muy bien, sabia poner en su lugar a su señor y a los demás. Yo no me consideraba una persona posesiva, pero cuando se trataba de ese joven… ese joven es de mi propiedad y no dejo que ninguna persona, en especial las chicas, se le acercaran demasiado. El sabia muy bien el porque de se comportamiento. Miedo. Miedo de perderle porque una porquería llegara y se lo llevara de mi lado.

- Así que torturando aurores y duendes domésticos, sabes que no me gusta eso. No es mi estilo de hacer las cosas. - le susurro divertido, contra sus labios. Libere el hechizo que lo aprisionaba, dejándolo libre. - Hace tiempo que no me hablabas… estaba muy triste. - no pude evitar hacer un puchero, abrazándome a su cuello, pegando tomo mi cuerpo al de el. Ocultando mi rostro en su hombro. - Pensé que me habías abandonado y te habías ido con una señorita. - dije esto en un susurro, mordiendo suavemente el cuello del joven, pero lo suficientemente fuerte para dejar una marca visible. Sonríe feliz, me gustaba hacer eso. Marcar mi territorio.

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Andy T. Gaunt V.

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Noche Calurosa

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Raggedy man

Escuchando cada frase cada palabra, así que me había extraño después de nuestro último reencuentro, obviamente que yo también lo extrañaba, es que ese maldito me tenia ocupado torturar a sus prisioneros, yo no era de ese tipo de gente, era más bien matarlo de una vez sin sufrimiento alguno, esa era mi manera de actuar.

.- Bueno ya sabes querido que he tenido cosas que hacer, hace poco llegaron mis hermanas a mi fortaleza, y no puedo dejarlas sola, además no quiero que se encuentren con su madre, si la veo pisar esta casa juro que la mato, por lo que me hiso no tiene perdón semejante.-

En eso pude nuevamente mover mi cuerpo y el comento que pensó que lo había olvidado me abrazo y mi mano le hiso cariño en su pelo, para que notara que no me iba a perder, sintiendo minutos o segundos que él me mordía dejándome una especie de marca en mi cuello por lo cual me gusto que eso pasara.

Acto segundos mi mano empezó a acariciar su rostro y dejando mi palma de mi dedo en sus labios pasándoselo alrededor de sus labios, en eso le tome la pera con cuidado y se la acerque a mi rostro depositándole un beso ese beso con lengua, juntando con su lengua, haciéndole un perfecto sexo oral al chico que estaba arriba de mi.

Le comencé a quitar su camisa dejándole ver su pecho de sus músculos desnudo, solo me faltaba bajarle el pantalón y dejarlo como Dios lo trajo al mundo. Empecé a besarle el cuello pasando mi lengua alrededor del, luego bajando lentamente mi lengua hasta que llegue a sus diminutos pechos que tañíamos nosotros, le pase rápidamente la lengua hay uno primero y luego el otro, mis manos posaron en su pecho empezándolo a darle masaje de arriba abajo.

Sonreí divertido me encantaba jugar de esta forma con él, quería ir despacio además teníamos toda la noche para nosotros, mis hermanas dormían, así que nadie nos iba a interrumpir, iba a ir mas haya pero quería que el también jugara conmigo, ya que este juego se jugaba de dos, no solamente de uno, me gustaba dominarlo pero también me gustaba que me dominaran, así que podíamos jugar ambos al mismo juego.

.- Vamos se que tu también quieres verme desnudo se que lo deseas tanto como yo deseo verte sin ropa, ya que ambos no nos hemos visto hace meses atrás, es normal que te tenga deseos de poseer tu cuerpo, además tu mismo lo has dicho. Quieres tener relaciones conmigo, y yo también quiero tenerlos, .-

Lo tome de la cintura y lo obligue a darse vuelta depositando mi cuerpo encima de el empezando a lamerle cada centímetro que daba su cuerpo, lamiéndolo sin saltarme de ninguno, quería saborear cada rincón me senté al medio de su cuerpo, sintiendo su miembro debajo de mi trasero, me movía para comenzarlo a sentir duro quería sentirlo, y luego lo iba a tener dentro de mi cuerpo.





ends.

Izaola