Breaking Rules! [Mikaela] [CERRADO]

Ayer había estado de reunión hasta las tantas con los inversores, a muchos les seguía asombrando que yo, un ciego mago, fuera el promotor de toda esta maquinaria, muchos no me conocían algo lógico, de mi causa solo se sabía el boceto de la ciudad, a color e informatizado que había difundido por doquier gracias a la ayuda de un diseñador gráfico, no me hizo preguntas, tampoco me las pidió, sin embargo cuando les hablé de Rapture se maravillaron y volví a recibir mas fondos, ya habíamos hecho algún que otro plan de producción, para ver como formábamos todo pero esperaba que para el mes que viene como máximo, las obras comenzarían y que en un año estuviera todo hecho, aunque el faro ya estaba necesitaba todo Rapture.

Como consecuencia de ello ahora tenía trabajo acumulado, de clase para ser específicos, trabajo que no haría, no suelo hacerlos nunca, ahora menos, tenía que dibujar los planos generales de cada apartado de Rapture, estos serían revisados por un arquitecto mágico y muggle y ambos acordarían sus puntos de vista y retocarían ademas había que diseñar toda la decoración, música, tenía mucho trabajo pero paso a paso se crea una ciudad, ¿no? La biblioteca me servía de escudo podía trabajar en silencio, calmadamente y con algo de música de fondo, recordaba el tema "beyond the sea" que iba a ser el tono musical de Rapture por preferencia, sin embargo los aparatos electrónico no funcionaban en Hogwarts y necesitaría el disco de vinilo para hacerlo funcionar aquí, una autentica incongruencia pero bueno.

Llevaba un par de horas y quedarían unas tantas hasta la hora de la merienda, por lo visto nadie había pasado por aquí, incluso la secretaría se había ido a no se que cosa para traer no se que objeto, el caso es que yo tenía la llave de la biblioteca en su ausencia y bueno, me gustaba que pese a ser ciego ella supiera que era responsable, eso demostraba que no sabía con quien estaba hablando, bueno, es una broma, soy responsable. La pluma rasgaba el pergamino y dibujaba curvas, usaba mi vista lo suficiente como para que al menos pudiera ver que dibujaba, aunque seguía llevando la venda en los ojos, tras volver de la reunión sobreesforcé la vista y mis ojos volvieron a sangrar, nada demasiado preocupante, salvo que Madame Pomfrey casi me tira una pila de pociones en la cabeza, pero salvo eso no me dolía demasiado y mi visión esta vez se reducía al pergamino, estaba con la sala de control, tenía que tener en cuenta muchas cosas pero la estructura era en forma de cubo con diversos pinchos que caían y se unian al resto de edificio, todo muy Art Decó.

-Bueno, ya queda menos, querida Rapture. -dije en un suspiro dejando la pluma en el tintero y echando mi cabeza hacia atrás, cerré los ojos y respire profunda y hondamente. -Todo marcha bien... Y no podría ir mejor

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Probablemente iba a estar aquí un buen rato, aunque durante varios años había hecho todo tipo de dibujos de Rapture ahora había que hacerlos mas detalladamente, tenia que tener en cuenta la estructura exterior y dentro de ella, insertar cada edificio, insertar cada parte de este complejo puzzle que no podía quedarse sin asignar, cada pieza debía de ser como un simbionte con las demás, todas tenían que ser perfectas, cuadradas, unidas y que formaran un todo, la unión debía de ser precisa y tras varias horas se hacía simplemente agotador, tenía a personas que a través de lo que yo dibujaba sacaban planos eléctricos, planos de ventilación, de energía, pero yo me llevaba el trabajo duro, entendible por otra parte, sin embargo bueno, a veces llegaba a mis limites.

La ciudad era muy grande lo que se traducía en mucho trabajo, tanto para los constructores, como para los encargados del sostenimiento como para mi, ademas había que tener en cuenta que había que aprovechar la energía geotermica de los volcanes submarinos así se abastecería totalmente, sería autosuficiente y no habrían gastos, ademas necesitábamos una sala especialmente diseñada para aguantar con todo el CO2 de las personas y ademas de proveer mas oxigeno, algo difícil. Pero bueno, la pluma descansaba sobre el tintero y mi mano por fin podía relajarse, dibujar, aunque te gustara, y durante tantas horas, acababa siendo demoledor para mis tendones.

Escuché como la puerta se abría, pensé que sería la bibliotecaria pero al notar en torno a mi una fragancia susceptiblemente mas atrayente que la que la bibliotecaria pudiera tener, y justo después de escuchar esa voz, confirme dos cosas, que no era la bibliotecaria y que se trataba de cierta serpiente verde. -Pues todo. -dije con una suave sonrisa. -Especialmente esto. -me sentía orgulloso de esa vista de la ciudad, creo que ahora solo me quedaba nada, empezar con cada sector en versiones mas ampliadas algo que prometía robarme muchas noches de sueño.

Se sentó a mi lado justo antes de preguntarme por mi vendaje aunque lo ocultara bajo una preocupación por si me había metido o no en problemas, cosa que si me conocía no era necesario preguntar, los problemas y yo nos amábamos tanto como la leche al azúcar. -No -reí suavemente- desgraciadamente es mas por la salud de mis ojos que otra cosa. -no creo que quisiera saber que solía tener hemorragias de vez en cuando, por sobreesforzar la magia en mis ojos. -¿Que te trae por este silencioso lugar, Mikaela?

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Yo no solía venir a la biblioteca, no en horas en las que estuviera abierta o cuando hubiera gente, lo que menos necesitaba era especialmente mas gente mirando en asuntos que por ahora no les atenían, sin embargo había algunas personas a las que ya les había hablado de Rapture, Mikaela era un ejemplo de ello, sabía que aun siendo serpiente era digna de confianza y que anhelaría la libertad, tendría sus motivos pero no me importan, me apoyaba, eso era cuanto necesitaba saber, por eso no guarde el pergamino ni siquiera fingí que hacia algo que no, mentir es cansado y aburrido y es mas divertido decir la verdad tan ciertamente que los demás duden de si mismos.

La conocía desde hace bastante tiempo, vale no tanto pero para mi un día es como un año el tiempo tiene que pasar lo mas lento posible para que pueda hacer lo máximo posible, el tiempo no había que malgastarlo, había que exprimirlo y sacar de el todo el jugo. Sonreí suavemente al escuchar lo que decía, incluso solté un pequeño bufido. -¿A por un libro? Pensaba que los libros no te iban, salvo quizás no se ¿el kamasutra? -en realidad iba con ganas de jugar, esta tarea era aburrida no, pero si pesada, reí suavemente para quitarle cualquier acto de hostilidad que pudiera llevar la frase, cosa que ella, conociéndome como lo hacía, no tenía porque ver hostilidad en ella.

-Usualmente tengo hemorragias oculares, nada grave, Madame Pomfrey está harta de verme, es mas, va a arrancarme los ojos como le siga llevando trabajo cada semana, pero es lo que hay. -me encogí de hombros y ladeé mi cabeza hacia ella, aunque no tenía el vendaje solía mirar al menos en dirección a quien me hablaba, mínimo respeto. -¿Necesitas algún libro en concreto? Tengo la llave de la Sección Prohibida, y de la biblioteca en general. -le dije sacándomela del bolsillo.

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Como esperaba reacciono bien a la broma, habian chicas a las que le sugerías sexo o cualquier cosa perversa y salían corriendo en dirección contraria, lógicamente había que escoger bien las palabras, no ser bruto ni estúpido y buscar la forma de insinuarse, las palabras directas como verdades valían, si esperabas conseguir algo mas candente, privado y húmedo no puedes ser un cazurro, habían mujeres y mujeres pero aun así todas eran absolutamente parecidas, la discreción se valoraba y curiosamente cuanto mas seductor fueras, es decir cuanto mas supieras sugerir mas allanado tenías el camino, sin embargo había que reconocerlo, a mi me gustaba ocultar las intenciones bajo un manto de cortesía, educación y suave picaresca, y me daba buenos resultados.

-Pues sí, es como un libro de dibujo, leerlo puede ser interesante, quizás divertido pero seguro que no es como dibujar lo que pone. -ahora me asaltó la duda de como sería ella en la cama, habíamos coqueteado, incluso besado, incluso aun mas, magreado pero no tuve el placer de saber cuanto conocía ella de un hombre y como exprimiría sus armas de mujer pero tampoco esperaba que acabáramos en esa situación mera curiosidad, soy como un niño pequeño lo que me da curiosidad me gusta.

Por lo visto tenía problemas familiares, bueno, supongo que me recordaba a cuando mi madre estaba conmigo, ahora debía de estar o muerta o investigando, quiero creer lo segundo pero no lo se, en fin, se que estará bien y si está muerta sé que habrá ido al cielo o donde quiera que vayan las buenas personas, yo no creo en eso pero ella se lo merece. -Espero que tu nunca te intereses por eso, aunque tienen su utilidad pero la mayoría acaba corrompido por ellas. -eso era indudable.

Me revolvió el pelo y dijo que no me preocupara por ella, si prefería que no me implicara eso haría, ademas, sabiendo como era tenía mas poder de convicción del que yo mismo imaginaba. -¿Interesante? -pregunte sin entender, me encontraba un poco cansado mentalmente, sin embargo cuando note sus labios con los míos me imaginé a que se refería, sus labios sabían muy frutales como si en vez de ser su simple carne fueran ademas trazas de fruta, correspondí el beso aunque me pilló desprevenido, sin embargo me relamí suavemente los labios. -¿Fresa? ¿Llevas carmín con sabor? -pregunté apartando suavemente de ella aunque acostarme con ella no sería un problema no estaba seguro de que alguien pudiera venir y si temía a Madame Pomfrey, a la bibliotecaria la temía cinco veces mas.

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Por lo general las serpientes eran expertas en las artes oscuras, no porque supieran hacerlas mejor, sino porque era mas difícil que supieran hacer los hechizos complejos, un hechizo que se basa en cuanto odio sientes o quieres hacer sentir no es excesivamente difícil, una transformación semimolecular de un objeto y un animal si era algo difícil, una maldición imperdonable era absurdamente fácil de realizar lo que afirmaba que todos podían matar pero solo unos pocos luchar. Me alegró que dijera que no quería practicar magia negra, ella no debía de ser corrompida por la voracidad de la magia negra, al contrario, incluso siendo una serpiente solo indicaba que tenía ambición, algo no demasiado malo, ella se merecía algo mas que una muerte oscura o acabar con el alma destrozada.

Su beso me pilló totalmente fuera de juego pero era imposible negar la evidencia de que me había gustado, claro que me gustaba, su boca sabía a fruta confitada, era cálida y por el carmín la fresa se había pegado a mis labios y a mi lengua y de ahí se esparció como una maldita infección, solo bue un beso fugaz, pero me morí por dentro. -Es una de mis frutas favoritas. -junto a la cereza y el melocotón y el kiwi, y la manzana, y la uva y el arándano, me gustaban muchas frutas. Sin embargo lo que esperaba que simplemente hubiera sido un arrebato se convirtió en un arrebato mayor, me atrajo con ella mientras me besaba y por mero instinto y porque realmente lo deseaba mi boca dejó que ella pasara, mi lengua salió en busca de la suya como dos cobras en época de celo, haciendo un baile donde se entrelazaban, su saliva era cálida y dulce.

No quería separarme de ella, de hecho el contacto de nuestras narices, que era mínimo y fugaz me parecía como una descarga eléctrica, nos juntamos, sentí su aroma natural envolviéndome, golpeándome, era magnifica, sentía como me arrastraba a seguir besándola, seguir lamiendo su lengua, seguir recorriendo el interior de su boca pero debía de parar, la situación podía tornarse en mi contra fácilmente, hacer una trastada pasaba, pero hacer esto en el territorio de la bibliotecaria era mala idea. Me separé. Muy a mi pesar y con una excitación que comenzaba a preocuparme. -Mika...este no es lugar...la bibliotecaria podría venir... -como excusa no era buena y joder si deseaba que eso no ocurriera, tenía la venda y aun asi mi mirada fue a sus ojos, notaba mis labios suavemente densos y pegajosos, pero era magnifico, diablos era libre para seguir y escogí parar, debía de ser raro.

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Si tenía que calificarla le daría un nueve sobre dies, nadie es lo suficientemente perfecto para causar sobre mi la impresión del diez absoluto quizás porque ese punto dependía de cuan libre fuera la persona y como libre solo era yo pues no esperaba encontrar una persona diez, sin embargo era imposible resistir la tentación pero al menos lo intentaba. Aquel beso no fue uno ligero, se hizo pesado pero no agobiante, se hizo largo pero no asfixiante, es mas era una forma de besar bastante especial, la gente suele pensar que solo hay un modo de besar cuando jamás ha existido una forma clara de besar, cada persona tiene sus bases y las modela teniendo en cuenta con quien está pero con ella todo era mas natural, no tenía que preocuparme por donde girar pues sabía que ella iba a estar esperándome, o mas bien al revés, ella me buscaba y yo acudía a ella cual marioneta con su titiritero.

La conocía y nuestros besos siempre habian sido profundos, largos y a ser posibles húmedos habían otras chicas que no les gustaba la agresividad pero ella respondía bien a ello y por eso quizás me gustaba luchar con su lengua, habian otras que simplemente me dejaban paso y yo hacía el resto pero una batalla se agradecía, era mas excitante, esas caricias sobre mi lengua, esa forma de contonearse cual víbora a la espera de clavar sus dientes en el cuello de la presa y hacer que agonizara y con el sabor de aquel labial impregnado en los míos, pasado a mi boca por culpa de mi lengua y en contacto con su saliva me estaban haciendo perder la paciencia y el control. El beso se intensificó, no porque aumentara la intensidad del propio beso sino porque se sumó el hecho de que me rodeó por el cuello y jugó con mi cabello, con lo demasiado que me encantaba aquello e incluso yo he de reconocer que posé mis manos por sus caderas sin embargo tuve que separarme, esto no es que estuviera mal, simplemente no era el momento.

-Ya pero... -traté de decir antes de quedarme con la palabra en la boca, nunca mejor dicho al sentir como enviaba ella su divertida y suave mano deslizándose por mi muslo y lanzando una suave descarga por todo mi cuerpo y luego la posó en mi entrepierna y empezó a jugar con ella y eso que aun llevaba el pantalón por encima, me faltó el aire y mi corazón se aceleró, por lo visto estaba dispuesta a jugar aunque yo me resistiera, aunque una duda mas morbosa que otra cosa asaltó mi mente, ¿sería capaz de jugar aunque yo dijera que no y tuviera que forzarme? La idea fue de lo mas atractiva asi que jugué la carta de la negación, me negaría, a ver como respondía. -Es arriesgado. -dije curvando suavemente mi espalda, su mano estaba causando estragos y eso que no era contacto directo. -Por favor. -pedí, esperaba que respondiera de una forma agresiva a ver si sacaba su vena serpentil.

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Me tenía demasiado expuesto, o mejor dicho; estaba demasiado expuesto a ella, sus caricias resultaban letales para mi cuerpo, una caricia para una persona con vista no era nada, quizás una mínima sonrisa, pero yo usaba mis manos para guiarme, para sentir, para tocar, para visualizar, y ella no era nada brusca simplemente buscaba jugar y con cuidado y delicadeza jugaba con mi entrepierna, demasiado bien como para tratar de controlar la excitación, algo siempre difícil en este lugar prohibido, con ella y sintiendo lo que sentía se hacia algo mas que imposible. Todo en ella era seductor y atrayente, justo como la supuesta manzana que probó Adam por culpa de Eva, sin embargo esa manzana venía de Afrodita, los cristianos como cualquier religión eran tan copias baratas que algo así no podía entrar bajo ningún concepto a Rapture, incluso un romano del siglo cuatro hubiera sido mejor recibido, ellos tenían libertad de culto.

Como serpiente que era estaba mas que seguro de que si quería algo de mi lo obtendría sin tener que usar la violencia, ella no era de esas, al contrario ella usaría algo peor, algo mas demoledor y adictivo, tenía su cuerpo, que había recorrido con mis manos en otras ocasiones, que había probado con lengua y labios, tenía su olor que la rodeaba me arrastraba como lo haría el olor de un chuleton a un hambriento león. Tragué saliva lentamente y casi entrecortadamente ella no parecía atener a ordenes y eso me gustaba, quería decir que iba por donde quería yo, pero necesitaba que tomara todo el control, que no me dejara ni opinar, ni tampoco hablar, y con un Slytherin tenía siempre un arma, su orgullo, y un reto.

Sin embargo volvió a besarme, esta vez con mas intensidad incluso, mi cabeza se movió al son de sus movimientos, de forma suave, sin embargo hice acopio de otro tipo fe beso que tenía guardado en la cámara de los secretos o en mi cabeza, como quieras llamarlo, lejos de simplemente el contacto de nuestras lenguas me separé un poco lo suficiente para que el aire pasara sutilmente entre nuestras bocas, retire mi lengua y cuando la suya pasó a por la mía simplemente la atrape entre mis labios y tiré muy sutilmente de ella, como mas o menos con un espagueti pues algo asi, sin embargo lamí su lengua de una forma distinta que esperaba que le gustara de hecho a mi me encantaba, meh, un fetiche supongo o ganas de innovar.

En contra de mi mismo, de aquel beso tan excitante que quería seguir haciendo y de mi erección me separé suavemente y la mire a los ojos, sí, seguía teniendo la venda. -No te atreverás, ¿me equivoco? -pregunté lanzando entonces la piedra a su tejado, no quería que el dueño saliera a gritarme, quería que la montaña de hielo que era ella se derrumbara provocando un alud, quería ser arrastrado.

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La situacion comenzaba a ser un DEFCON 5, no entendía porque se usaba de mayor a menor pero necesitaba urgentemente que la situación alcanzara el DEFCON 1 aunque me resistía también me traicionaba a mi mismo, correspondiendo cada beso que me daba, tomando cada gota de esa saliva dulce que me ofrecía o simplemente atándome a su yugo invisible que me mantenía junto a ella. Sonreí suavemente a lo que dijo, en realidad mi interés no era que nos pillaran pero el morbo a que ello ocurriera aunque sabía que no pasaría incrementaba mas la excitación e impaciencia que agolpaba mi cuerpo, lo que yo buscaba era una dominación máxima, dejar que fuera ella la que buscara su placer usándome, no quería sentirme como un objeto, sino como un preso, ya había lanzado la piedra del reto ahora quedaba ver que recogía.

Ella se movió, lo noté, sin usar mi visión, la silla se movió suavemente y murmuró una palabra, un conjuro para ser exactos que básicamente lo que hizo fue retirar mis pantalones y eso lo noté no por tocarme los muslos desnudos ni las rodillas, simplemente porque mi entrepierna se sintió un poco mas liberada. Enrojecí suavemente aunque hubiera jugado a esto otras veces siempre estaba ese fuego interno que simplemente era inexorablemente divertido.

-Yo también te quité los pantalones una vez. -dije con un rostro neutral, buscaba provocarla. -Bueno, no exactamente quitarlos, pero recuerdo que si toqué algo muy sensible, como suponía no eres capaz de forzar a alguien que ha dicho que no. -dije haciendo ademan de levantarme, era capaz de ir sin pantalones por el castillo, en verano solía pasar, alegaba que no me acordaba de habérmelos puesto y ya, tener una ceguera solucionaba las cosas. Me conocía, sabía que me atraía demasiado como para negarme a hacerlo donde fuera pero se cuestionaría si hablaba en serio y como sabía también lo que le atraía, ya que habíamos jugado muchas veces sabía que podría satisfacer este deseo curioso, quería ser violado pero por una hermosa chica a la que deseaba y que por suerte, era correspondido.

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Actuar no era algo difícil de hecho en mis exposiciones lo hacía constantemente, básicamente se trataba de jugar con tus gestos, los tonos auditivos y vocales, los movimientos involuntarios, la constancia de tus palabras, las conjugaciones apropiadas, un lenguaje corporal medido, era básicamente eso, una vez entrabas por los sentidos a los inversores lo demás iba simplemente rodado, dado que para mi el mundo me juzgaba por mi condición y yo siempre les hacía quedar mal, eso te pasa por prejuzgar a la gente, algo que me tocaba y mucho la moral. Asi que hacerme el ofendido, el duro, y el que no quería mantener relaciones sexuales en este momento, aun viendo mi erección era fácil, ese detalle lamentablemente no podía controlarlo, no era un experto templario, ya sabes por eso de las técnicas místicas sexuales que supuestamente tenían.

Me levanté, hice desaparecer los pergaminos de la mesa y me encaminé hacia la salida, sin pantalones pero manteniendo mi papel, hasta que mis pasos se hicieron extrañamente inclinados, sentí como una suave onda me desequilibraba, no me empujaba, impedía que pudiera evitar caer, caí directo al suelo, pero no dolió sin embargo para cuando quise darme cuenta estaba sobre mi, sentada encima mía, lo que significaba que su cuerpo descansaba sobre aquella ligera prenda que era lo único que impedía que dijera que estaba desnudo de piernas hacia abajo, pero ese no fue el problema, del todo sino que la excitación volvió y tenerla encima, sintiendo la piel de sus piernas desnudas, finas y perfectas. Sentí como se acercaba a mi cuello, era hora de la ultima jugada.

-¿Y que te hace pensar que no puedo simplemente quitarte de encima? -pregunté aun con esa venda, quería quitármela pero tampoco podía usar mi vista, me ardían los ojos, como casi constantemente. Hice un juego, en vez de tratar de levantarme traté de escurrirme por lo que al mismo tiempo que la enfadaba y retaba la excitaba simplemente la moví haciendo que mi entrepierna y la suya, dada su postura se frotaran suavemente sin embargo mi rostro no indicaba que yo realmente quisiera hacer eso. -Asi que...si me lo permites... -me faltaba decirle que me violara inmediatamente, pero eso le hubiera quitado todo el morbo al asunto.

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El juego comenzaba a iniciarse, lo de antes simplemente era un preludio, una forma de decir "preparaos jugadores, tomad posiciones, sentaos cómodamente porque vamos a estar aquí un poco antes de empezar la verdadera aventura". Recordaba la figura de cada persona con la que me hubiera encontrado, cada aroma, cada tono vocal, cada tacto, gusto y olfato, mi mente era una gran librería y hacerme una imagen mental de Mikaela no era difícil no porque nuestros encuentros furtivos eran constantes, era una chica de mi edad, pero bastante desarrollada, ella era una mujer, no una chica, una mujer hecha y derecha, su aroma incitaba y mucho a luchar por ella como si consiguiera liberar los instintos básicos, posesión, lujuria y pasión.

No sabía con que podía catalogarla mas perfecta, si su desarrollado cuerpo, que era una maldita perfección, si sus labios, si su boca, si su nariz, si su cuello, habían demasiadas cosas perfectas de ella así que tenía una imagen mental de ella mas exacta que lo que cualquiera pudiera pensar pero sentirla sobre mi era mas que suficiente. Como esperaba notó mi erección pero en mi defensa diré -eso n-no significa na-nada. -y, aunque entrecortadamente eso ciertamente eso pasaba en una violación podías excitar a una persona aunque se negara a ello era la diferencia entre algo racional y algo natural. Sin embargo escuché aquel gemido producto de esa frotación entre nuestros genitales, algo que incluso me hizo ahogar un suave gemido en mi boca, pero denotaba que no se lo esperaba.

No funcionó, del todo, se puso mas agresiva, mas dominante, algo que me estaba excitando demasiado para ser sano, pero un ciego que sangraba por usar su visión tampoco era demasiado sano, sin embargo deslizó sus suaves, delicadas y perfectas manos por mi torso para finalmente unirlas a mis manos y entrelazar las suyas con las mías cosa que deje que hiciera ella mandaba yo obedecía al menos aparentemente. Me susurró al oído que dejara de resistirme, cosa que no haría, sabía que tener la miel en la boca pero que te costara conseguirlo aumentaba tus ganas de tener mas miel. -Creo que lo que se alargará será otra cosa. -dije casi intentando zafarme de su agarre pero tampoco conseguí demasiado porque cuando usó su varita dispuso mi entrepierna para ella y comenzó a jugar a mi costa. Solté un suave gemido por la boca al mismo tiempo que sentía como mi rostro enrojecía suavemente. -E-eso es t-trampa.

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Acusarla de hacer trampas sonaba un poco hipocrita porque a mi me habían dicho lo mismo aunque por lo general es porque yo hago trampas para que otros no las hagan conmigo pero no pude evitar sentirme extrañamente emocionado, el juego comenzaba y ya notaba los latidos de mi cuerpo extendiendose por mi cabeza y poblandola de un ritmo melodico y armonico, quería seguir con esto y me estaba encantando el rumbo que esto tomaba, seguro que no lo olvidaría y esperaba que lo que pasara aquí tampoco pasara olvidado para ella, tenía la extraña costumbre de querer ser el mas importante en lo que hiciera y Mikaela me encantaba demasiado, era como el postre de una buena comida, el problema es que todo mi menú se basaba en el postre y quería probarla hasta que me quedar sin aliento.

-Lo sabes mas que bien. -dije ayudándome de un poco de aire y con mas esfuerzo y autocontrol que eso. Sin embargo ella incrementó mas aun la velocidad de sus movimientos, provocando que incluso encorvara la espalda suavemente dado que estaba en el suelo y la tenía a ella encima sin embargo cuando me besó aproveché ese momento para saciar tanto como pudiera mis ganas de amarla, sentirla y devorarla, sin embargo solo pude encontrar su boca cálida y húmeda, llena de fuego que me devoraría pero al menos me daría fuerzas aunque ahora mismo su mano siguiera creando en mi una ráfaga de escalofríos incontrolables. En uno de esos arrebatos y con todos los movimientos anterior el vendaje se cayó y simplemente abrí los ojos, y en contra de las indicaciones de Madame Pomfrey usé la magia para verla, quería ver su cuerpo, lo deseaba, mas que el propio respirar.

Observé como se desnudaba algo que tenía mucho morbo al menos para mi, me gustaba mas ver a una mujer desnudándose que verla completamente desnuda de repente, seguía llevando la parte superior y aquellas braguitas de encaje de un color que al menos suponía que no eran rojas me dieron ganas de ser ahora yo el que jugara con su intimidad, puede que yo no tuviera muñecas rápidas, pero mis dedos sí podían ser mas precisos y rápidos, no por algo sabía tocar el piano. Pero cuando intenté hacerlo sentí como varias cuerdas tiraban de mis muñecas y las ataban a las patas de la mesa.

-¿Piensas violarme? -pregunté sabiendo de antemano la respuesta, y yo no estaba preguntando, le estaba diciendo, hazlo rápido, profundo y sexualmente tan completo como nunca jamas se ha hecho.

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Era sexualmente imparable y agradecía su forma de ser, iba a seguirme el juego sin saber que yo lo buscaba lo que aumentaba el placer y deseo que tenía sobre ella, sin embargo el hecho de que atara mis manos a la mesa fue algo que me dolió bastante, no porque las atara sino porque mi forma de sentir se basaba generalmente en mis manos, sin ellas era como estar muy vendido. Pero la podía contemplar, vi sus labios rojos cuyo carmín se había movido de su carnosa superficie, pude ver aquel cabello que descendía en suaves tirabuzones, como su desarrollado pecho sobresalía de su torso para dotarle de unas sinuosas curvas y sus piernas desnudas eran como una carretera con mas puntos negros que metros a recorrer, si las cruzabas seguro que te estrellabas y morías, pero era mas que probable que desearas y quisieras cruzar ese límite.

-Te dije que no quiero y me ataste, creo que ya se considera violación en toda regla. -en realidad en una violación no era que quisieras placer o no, era que no querías en un determinado momento hacerlo, a mediados de la propia violación en las novelas y probablemente en la realidad el placer liberaba tu lado sobre tu propia conciencia y acababas no solo pidiendo que la violación continuara si no que no querías que nunca parara pero ello no quitaba que quisieras la violación.

Encima de mi volvió a restregar su sexo contra el mio lo que hizo que mi garganta se agitara y llenara de suaves gemidos que trataba de contener, no podía hacer demasiado en realidad, ella dominaba sobre mi, besaba mi torso, mi cuello, mi clavícula, pero se aseguro de que tuviera los ojos cerrados algo que me molestó aun mas, me daba igual sangrar, quería verla, pero no me quejé. Se centró en el lóbulo de mi oreja y al sentir su lengua y dientes sobre aquel punto tan sensible sentí un escalofrío recorrer mi columna vertebral y provocó que un suave gemido emanara de mi boca, que trate de acallar sin demasiado éxito sin embargo me mordí el labio inferior con suavidad para tratar de acallar la excitación que sentía sin embargo ella siguió avanzando y sentí como agarraba mi sexo y lo ponía justo en la entrada del suyo y como lentamente este me envolvía, era cálido, húmedo y me hacía sentir excepcionalmente bien, sentí su interior y cada curva de su interior, como mi sexo se entrelazaba con el suyo y lo recorría hasta el final lo que provocó que su nombre emanara de mi garganta con un gemido e placer, estaba jugando conmigo y mis manos se tensaron haciendo un poco de fuerza y tirando de las cuerdas quería hacerla mía pero sabía que ella me haría suyo antes.

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Era una total serpiente, diseñada para acercarse silenciosamente hasta ti, para acercarse a tu cuello y con un movimiento encantadoramente atrayente y aparentemente lleno de buenas intenciones pero luego se acercaba a su cuello, incluso podía lamerlo como si fuera un caramelo, te confiabas y finalmente clavaba sus dientes e insuflaba su veneno sobre tu sangre y la corrompía desde dentro, provocaba que tu corazón se acelerara, que aunque trataras de evitar que tus pulmones fueran tan rápido y tu pecho se agitara, sin embargo eso no me hacía sentir mal, lo que era aun peor, disfrutar tanto y tratar de controlarte generalmente no iban bien, como cualquier persona, mas un chico (porque tendemos a ser mas sexualmente curiosos desde nuestros inicios) había "medido" hasta que límite podía aguantar, como máximo tres orgasmos y por lo general eso es mucho pero con ella encima, mi amor, mi perdición mas absoluta sabía que probablemente fuera menos de lo que quería, claro que quería la eternidad.

Era mas que excitante el hecho de que estábamos siendo uno, nos habíamos besado, nos habíamos incluso tocado pero no habíamos llegado nunca antes al acto sexual, de ninguno de los tres tipos que había cosa que me perturbaba y me acosaba diariamente sin embargo por fin hoy estaba saciando mis deseos con ella, a quien tanto deseaba. Sus gemidos provocaban los míos que aunque no tan sonoros estaban cargados del fuego que ella infundía, al contacto entre su desnudez y la mía sentía fuego y la piel ardía, quemaba, dolía pero era sexualmente imparable.

Notaba como su interior se abría y estrechaba por mi paso, como ondas placenteras descargaban sobre mi sexo y se trasladaban a mi columna y desde ahí eran enviadas a todas las partes del cuerpo, deseé verla moverse, ver como se movía entorno a mi miembro, lo succionaba y apretaba, era demasiado bueno, quería poseerla, quería hacerla mía pero al mismo tiempo deseaba que me tomara, que me hiciera suyo, mis manos seguían atadas pero veía la necesidad de seguir en tensión, ahogaba en mis labios los gemidos mientras mi cuerpo se moría por seguir, por estar con ella, por ser uno con su vientre.

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