Paseo Nocturno en la Cocina {[( Mikaela )]} + 18 y privado

¿Qué me ocurría esa noche? Eran ya las 2 de la noche y seguía dando vueltas debajo de las sabanas, así que me puse la túnica encima del pijama cogí la varita y salí de la sala común dirección a ninguna parte, simplemente quería moverme y ver si me agotaba para poder dormir plácidamente. Estaba prohibido andar por los pasillos del castillo a esas horas de la noche, pero me daba un poco igual que me pillaran.

Iba con mi varita en alto alumbrando con el Hechizo Lumos, cuando pasaba cerca de un cuadro estos se cejaban por culpa de la luz y lanzaban gritos e insultos, pero no les hacía caso. Sin darme cuenta llegue a la planta baja y ya que estaba por allí por que no pasarme por las cocinas a picar algo, pues no había cenado nada en el Gran comedor esa misma noche.

Entre por el cuadro que escondía las cocinas, a un lado había unos elfos preparando parte del desayuno del día siguiente.-¿Qué pasa que no duermen estos elfos?- Pase por el lado de uno pero este no me hizo ni caso, era como si fuera invisible o es que estaban acostumbrados a que los alumnos nos coláramos para coger comida a escondidas.

Entre en la despensa que estaba al final de las cocinas y comencé a buscar algo que comer a lo largo de las toneladas de comida que allí había, claramente rodeadas con algún tipo de Encantamiento que las conservaba en perfecto estado, pues no parecía haber esos aparatos muggle que conservan la comida fría o congelada. Encontré lo que parecían rosquillas y cogí unas cuantas, que empecé a comérmelas fuera de la despensa mientras miraba el trabajo de los elfos del castillo.

El insomnio de nuevo no me dejaba dormir, con eso y con los constantes ronquidos de una de las compañeras de habitación... aquella noche no iba a dormir aunque quisiera. Agarré una bata y busque a ciegas las zapatillas para despues salir de la habitación.
Debían ser las 2 de la mañana. Me acurruque entre la bata abrigándome e intentando darme calor. Las mazmorras ahora eran un sitio frió y demasiado oscuro para mi gusto. Los pasillos no se quedaban atrás, sobre todo los pasillos subterráneos hasta llegar al hall principal. Éste quedaba iluminado por las antorchas esparcidas por varios lugares del hall, pero allí no había nada que hacer.

El silencio de la estancia fue interrumpido por el rugido de mis tripas. Se me había levantado el apetito ahora...
Caminé derecha a las cocinas, allí los elfos preparaban el desayuno que tendría lugar en un par de horas. Sonrei con cierta sorpresa al encontrarme al rubio merodeando las cocinas a estas horas.
-¿Otro que no puede dormir?

Estaba tan distraído en los elfos, masticando ese tipo de rosquilla con sabor a calabaza y con pasas por dentro que no me había fijado por la misma abertura por la que había entrado yo hace escasos minutos ahora entraba otro alumno. Parecía que se había acercado sigilosamente, pero en realidad es que yo no estaba del todo atento, estaba como en esos momentos en los que parece que el alama a vaciado el cuerpo y se había ido a dar una vuelta con los demás fantasmas del colegio, pero cuando la otra persona me hablo a pocos metros de mi no pude controlar el rebote que di que hasta los elfos de la cocina se asustaron.

Era Mikaela Dawson una alumna de Slytherin que había conocido hacia ya unos cuantos años atrás en el Club de Duelo, nos había tocado juntos en el emparejamiento de duelos y me seguiré avergonzando, pero me venció con un encantamiento de desarme que impacto en mi pecho, no en mi varita y me saco fuera del ring de lucha. Pero no me podía cabrear con aquella muchacha pues había algo de ella que me atraía y no solo era por su espectacular cuerpo, si no algo psicológico algo que me hacia acercarme a ella.

-Mika no me des esos sustos, pensé que eras un profesor que me había seguido.- Dije con la mano en el pecho que me iba a casi doscientas pulsaciones por minuto.- ¿Qué haces aquí?- Pero al terminar esa pregunta me di cuenta de que era muy absurda y cogí la bolsita de tela donde había metido el montón de rosquillas y le ofrecía para que la alumna de Slytherin cogiera una o las que ella quisiera.

Reí levemente ante el bote que dio cuando al parecer, no esperaba oír mi voz. No era de extrañar. ¿Quien iba a estar despierto a estas horas? Se llevó la mano al pecho y mi sonrisa se ensanchó.
-¿tengo pinta de profesor? Ya se que soy mayor pero tanto como para ser uno de los vejestorios que nos imparte clases? Me ofendes
Hice un puchero cruzándome de brazos haciéndome la ofendida. Arquee una ceja a modo de respuesta a su pregunta. Me preguntaba que hacia por aquí cuando el hacia prácticamente lo mismo
-Haces unas preguntas muy absurdas sabias?
Comenté divertida descruzándome de brazos, metí la mano en la bolsita que me ofrecía y cogí una rosquilla
-¿No había chocolate?
venia con la intención de comer chocolate y no una rosquilla. Me meto la rosquilla en la boca y me puse a buscar en la despensa sin esperar una respuesta. Al rato salí con una tarrina de helado de chocolate.
-A falta de tabletas... helado. ¿Quieres?

Los elfos domésticos seguían sin hacer ni caso a nuestros movimientos por la cocina, Mika cogió una de mis rosquillas pero después de cogerla hizo una pregunta a la que no tenia respuesta. – Lo siento Mika no me he fijado, mil perdones.- Después hice una reverencia como si estuviera saludando a una reina y cuando levante la cabeza sonreí.

Después de eso la alumna de Slytherin se metió la rosquilla en la boca y entro en la despensa, yo la segi asta el marco y me apoye para ver que hacía mientras me comía las tres últimas rosquillas, buscaba en todas las estanterías.- ¿Qué buscas?- Pero no hubo respuesta, al cabo de unos 10 minutos Mika salió de la despensa con una tarrina de helado de chocolate perfectamente congelado.

¿Cómo era posible eso? ¿Cómo se conservaba algo congelado? Me asome dentro de la despensa, ¿Qué hechizo se usara para ellos? Mika saco la tapa de la tarrina, el vapor del cambio de temperatura salió del borde perfectamente alineado de caramelo y chocolate del helado.-Accio Cucharas.- Dos cucharitas salieron volando de un cajón y estas pararon en mi mano y le ofrecí una.- ¿Sabes que nos vamos a poner gordos con tanto helado?-Acto seguido comencé a reírme tan alto que hasta los elfos nos miraron.

Se conservaba congelado, en perfecto estado, al destaparlo salio vaho por el cambio de temperatura. Sostenerlo entre mis manos hacia que estas se me quedaran heladas, tan frías como estaba la tarrina de chocolate.
Sonrei cuando me ofreció una de las dos cucharas que tena en la mano, luego empezó a reírse tan alto que los elfos que no parecían haberse dado cuenta de nuestra presencia se giraron para ver de quien era esa risa tan escandalosa.
-Ya nos delataste
Reí levemente hincando la cuchara en el helado, ejerciendo la fuerza necesaria para despues sacar la cuchara del bloque de chocolate helado
-Sabes que siempre podemos hacer ejercicio despues de terminarnos el helado.
Lo miré sonriente metiéndome la cuchara a la boca de una forma lenta. Una indirecta bastante clara. Despues de todo, nuestra relación era algo mas que ser amigos. El tonteo y toqueteo no faltaban nunca en cada uno de nuestros encuentros, y es que el chico me atraía en gran medida, tanto que no se podía llegar a imaginar