Breaking Rules! [Mikaela] [CERRADO]

Ayer había estado de reunión hasta las tantas con los inversores, a muchos les seguía asombrando que yo, un ciego mago, fuera el promotor de toda esta maquinaria, muchos no me conocían algo lógico, de mi causa solo se sabía el boceto de la ciudad, a color e informatizado que había difundido por doquier gracias a la ayuda de un diseñador gráfico, no me hizo preguntas, tampoco me las pidió, sin embargo cuando les hablé de Rapture se maravillaron y volví a recibir mas fondos, ya habíamos hecho algún que otro plan de producción, para ver como formábamos todo pero esperaba que para el mes que viene como máximo, las obras comenzarían y que en un año estuviera todo hecho, aunque el faro ya estaba necesitaba todo Rapture.

Como consecuencia de ello ahora tenía trabajo acumulado, de clase para ser específicos, trabajo que no haría, no suelo hacerlos nunca, ahora menos, tenía que dibujar los planos generales de cada apartado de Rapture, estos serían revisados por un arquitecto mágico y muggle y ambos acordarían sus puntos de vista y retocarían ademas había que diseñar toda la decoración, música, tenía mucho trabajo pero paso a paso se crea una ciudad, ¿no? La biblioteca me servía de escudo podía trabajar en silencio, calmadamente y con algo de música de fondo, recordaba el tema "beyond the sea" que iba a ser el tono musical de Rapture por preferencia, sin embargo los aparatos electrónico no funcionaban en Hogwarts y necesitaría el disco de vinilo para hacerlo funcionar aquí, una autentica incongruencia pero bueno.

Llevaba un par de horas y quedarían unas tantas hasta la hora de la merienda, por lo visto nadie había pasado por aquí, incluso la secretaría se había ido a no se que cosa para traer no se que objeto, el caso es que yo tenía la llave de la biblioteca en su ausencia y bueno, me gustaba que pese a ser ciego ella supiera que era responsable, eso demostraba que no sabía con quien estaba hablando, bueno, es una broma, soy responsable. La pluma rasgaba el pergamino y dibujaba curvas, usaba mi vista lo suficiente como para que al menos pudiera ver que dibujaba, aunque seguía llevando la venda en los ojos, tras volver de la reunión sobreesforcé la vista y mis ojos volvieron a sangrar, nada demasiado preocupante, salvo que Madame Pomfrey casi me tira una pila de pociones en la cabeza, pero salvo eso no me dolía demasiado y mi visión esta vez se reducía al pergamino, estaba con la sala de control, tenía que tener en cuenta muchas cosas pero la estructura era en forma de cubo con diversos pinchos que caían y se unian al resto de edificio, todo muy Art Decó.

-Bueno, ya queda menos, querida Rapture. -dije en un suspiro dejando la pluma en el tintero y echando mi cabeza hacia atrás, cerré los ojos y respire profunda y hondamente. -Todo marcha bien... Y no podría ir mejor

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La serpiente se enroscaba a tu cuello, ignorante pensabas que solo quería jugar pero luego te dabas cuenta de que lo que en realidad quería era sacarte el aliento y dejarte sin el, estrechar tu traquea hasta romperla o simplemente hasta que perdieras el conocimiento y murieras y algo así estaba haciendo Mikaela, lo que antes solo era un movimiento hacia arriba y hacia abajo, y que ya me estaba haciendo perder la cordura ahora se convirtió en una especie de danza en la que combinaba los movimientos vaivenosos con giros que estaban por matarme de una forma placentera y cálida. Su cuerpo se contoneaba sobre mi entrepierna y esta simplemente actuaba libre, palpitaba en su interior y se dejaba arrastrar hacia su interior, quizás incluso quería estar ahí mas que yo y eso que yo no quería nunca separarme de ella, quería vivir ahí por siempre, quería morir dentro de ella y que jamas me separan, algo grotesco si lo piensas fríamente, pero en caliente, con una excitación que estaba superando lo jamas pensado y notando que ella se movía como una diosa simplemente esperaba que mis huesos y músculos no se derritieran haciendo de mi una especie de gelatina.

Ella aferraba sus manos en mi pecho y arañaba este, dudaba de que me hiciera sangre pero si lo hacía el dolor no menguaría mi excitación, ya era algo mas que imposible sin embargo por como una de ellas se deslizaba adiviné que iba a hacer, aunque falle, empezó a masajarme los genitales rompiendo así la poca concentración que pudiera quedarme y excitandome excesivamente, esto no estaba bien y tenía que hallar la forma de aguantar, quería estar toda la eternidad en esta postura, con ella y su aroma, con ella y sus movimientos, con su vientre, con su calor, sin asi que cualquier concentración y serenidad sería bien recibida. Ni ella ni su intimidad me daban un poco de coba, cuando una no trataba de romperme y derretirme con pasionales besos que yo correspondía como podía, admirando su boca, cediendo la mía para que ella pasara y volviendo a lamer su lengua mientras la atrapaba entre mi boca de esa forma tan excitante, cuando no me tentaba con su extraordinario calor interno, esos movimientos rítmicos y desgarradores que amenazaban incluso con que perdiera mi propio sexo, cosa que tampoco me hubiera importado pues ni lo habría notado con tanta adrenalina, endorfina y excitación sobre mi cuerpo.

Suavemente incliné mi cabeza hacia su oído y quise retarla un poco mas, sabía que estaba en una suma desventaja, ademas de que, si seguía así ya me veía derramando todo mi ser dentro de ella porque simplemente era demasiado buena en esto pero quería seguir, quería jugar y no me importaba que mi marcador fuera mayor que el suyo, esto no podía acabarse. Y en su oído, como un viento invernal le dije. -Eres buena, pero no me tendrás. -¿que no iba a tenerme? Si ya me tenía cogido, vendido y podría darme al mejor postor aunque quería ser solo suyo y sobre todo, que ella solo fuera mía, sin embargo mi tono de voz no me acompaño, se notaba que estaba resistiendo el placer que mi cuerpo pronto no podría aguantar, pero al menos fue un buen farol.

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Y finalmente tu cuerpo sucumbía a su captora, aquella pequeña criatura compuesta de todo mal, dolor y daño y que sin embargo te hipnotizaba, te arrastraba con su siseo constante y te hacía creer que sin ella no podrías ni vivir un solo segundo y ciertamente era así su cuerpo se había convertido en la droga que movía mi organismo, su entrepierna rezumaba actividad, estaba húmeda, latía y palpitaba como la mía, era algo que ya no podía controlar ni los niveles de excitaciones eran ya asumibles para mi cuerpo, ella controlaba en que dirección, con que frecuencia y que intensidad debía de penetrarla, ella era la voz cantante de este concierto pero yo sentía como mi entrepierna palpitaba, se movía dando suaves cabezazos contra el interior de ella, notaba el inicio de su útero y como cada choque provocaba una ondanada de excitación sobre todo mi cuerpo.

-Pa-para na-nada. -creo que me estaba mas que engañando, fingiendo que mis palabras de engaño valían para algo cuando era evidente que mi clímax estaba llegando y que no podría hacer mucho para evitarlo, mis cuerdas seguían tensas, cada vez mas pero no podía evitarlo simplemente mi cuerpo se tensaba y yo no podía hacer nada cosa que me excitaba un poco mas a veces la opresión era buena, aunque mejor que nadie supiera que estaba pensando yo eso o Rapture perdería su símbolo.

Ella lamió mi cuello, saboreando mi piel y mi sudor y dada mi posición yo no pude hacer lo mismo, pero sabía que el aroma de una mujer junto al sudor que desprendía lejos de ser desagrable era un maldito afrodisíaco y yo que sentía por diez todos los sabores, las caricias y los sonidos quería probarlo. Mi boca se abría y desprendía calor, mi cuerpo estaba acalorándose, emanaba temperatura como lo hacía una chimenea y el combustible que estaba por consumirse no iba a hacer otra cosa mas que explotar. Sus movimientos tensaron mi columna mas y mas, mi espalda se arqueó casi totalmente teniendo en cuenta mi postura y lo que me ataba a las cuerdas sin embargo me mordió el cuello y fue esa justa dosis de dolor y ese contoneo incesante profundo y el amor que sabía que sentía por ella lo que, sumado a toda la excitación que tenia la que tras gritar su nombre tan fuerte que temí haber alertado a todo el colegio y sentí finalmente como todo ello se liberaba en el interior de Mikaela, llenándola por dentro, sintiendo como mi calidez la envolvía a ella, y esperaba que fuera ese extraño toque lo que provocara el suyo.

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Todo fue como una gran y esperada lluvia de oro, como cuando una tierra en sequía recibe sus plegarias tras un duro verano pues fue algo igual, sentí como por fin mi cuerpo se descargaba, se destensaba y comenzaba a relajarse, como aquel liquido espeso y denso salía desde mi sexo e inundaba el suyo, como mi miembro palpitó un par de veces descargando en ella todo mi ser, en realidad aunque no lo supiera, aunque no se lo dijera, la amaba, era demasiado especial para mí, era mágica, era atrayente, era seductora, era mi talón de Aquiles y quería que solo fuera para mi. Sin embargo hubo una segunda oleada, ajena a la mía, un tanto mas líquida y menos espesa, mas cálida, que me envolvió rápidamente, por lo visto aunque había conseguido mi orgasmo y mi semen ella había tenido que ceder su tan preciado liquido algo que me excitó de sobremanera, aquel liquido era tan difícil de obtener como una minúscula mota de polvo a atrapar con un alfiler.

Lamió mi pecho y sentí una calidez envolver aquella zona cosa que no me desagradó, ni aunque me tirara a los leones me iba a desagradar viendo lo ocurrido. Y se separó de mi. Se sentó a mi lado y me libró las manos cosa que agradecí bastante, me quité mi camisa de mis ojos pudiendo volver a abrirlos de nuevo, la miré, estaba probando aquel cóctel sensual que era de ambos cosa que me dio bastante envidia, si ese era el resultado de nuestra hazaña no tenía derecho a apropiarse de el. -Hiciste trampas. -avisé. -Te dije que no quería y seguiste, asi que creo que debo de castigarte. -no iba en broma realmente de hecho sin varita convoqué un accio atrayendo la mía e igual que ella me había hecho a mi su preso ahora la haría yo la mía, sin embargo mi magia opresora fue mas compleja que atarla meramente de manos, unas cuerdas rodearon sus brazos y los colocaron a su espalda, impidiendo que pudiera usar sus brazos, y no solo sus muñecas, al mismo tiempo que esas cuerdas se unían a una sola haciendo una especie de polea en el techo y desde ahí descendía una cuerda maestra, si tiraba las cuerdas se tensaban y hacían la presión justa para domarla, un sistema bondage precoz pues no estaba diseñado para doler sino para oprimir.

-Me ensuciaste y ahora me limpiaras. -dije recostándola en el suelo. -Pero como soy bueno yo te limpiare a ti mientras tu me limpias. -básicamente yo me colocaba encima de ella pero al revés, sus piernas donde mi cabeza y mi cabeza donde sus piernas, fácil de entender, ¿no? Y entonces me dediqué a probar su sexo con mi boca, usando mi lengua como herramienta primordial y probando aquel almizclado liquido que emanaba de ella, de lo mismo de lo que mi sexo se hallaba impregnado sin embargo ahora yo llevaba la batuta y ella obedecería, el hombre manda y el esclavo obedece, quisiera o no. Centre mi lengua primero en el contorno de sus labios exteriores, luego los interiores y finalmente la adentré hasta donde pude, saboreando cada centímetro de aquella candente zona para con algo de malicia ceñirme sobre su clítoris y lamerlo, rozarlo e incluso morderlo con suavidad pero sabiendo cuan extremadamente sensible era, esperaba que gimiera hasta que el propio Albus Dumbledore se diera cuenta quería que volviera a derramar ese liquido de nuevo, me costara lo que me costara.

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Era un juego, por eso la violencia en el sexo estaba casi incluso comprendida sin embargo yo no era excesivamente violento, por eso las cuerdas no buscaron hacer daño ni siquiera tirar de ella, era una forma de decir, te quiero en esta postura, de esta forma y durante este tiempo, cambiar los roles venía bien, estaba claro que esos minutos se grabarían en mi mente, siendo forzado por ella pero ahora ella sería forzada por mi, no me imaginaba hacer esto con nadie mas lo cual era mas único, privado y personal entre ambos, yo quería ser el único que se adentrara en ella, que poblara su vientre y que sintiera su calor, quería ser al menos el mas especial que tuviera, que cuando necesitara placer su mente pensara en mi instantáneamente, quería que me tuviera grabado con fuego en su mente, que mi nombre no dejara mas que una estela de placer por su cuerpo.

Rara vez conseguí interpretar un papel exageradamente dominante sin embargo con ella no pude resistirme, ella me había forzado a mi con todas las de la leí, le doliera el vientre, se deshiciera de placer o se contuviera entre gemidos simplemente, como si gritaba por detenerse porque la andanadas de placer eran superiores a su aguante, ahora era mi turno. Y jugué sucio, ambos nos realizábamos sexo oral, el uno al otro, lamiendo aquel extraño pero no tan desagradable liquido, incluso esa tonalidad almizclada no llegué a verla en ningún alimento, algo curioso. Lamía su intimidad mientras sentía como su lengua recorría la mía, su calidez envolvió mi sexo e hizo que mi espalda se encorvara suavemente, ahora no podía parar por mucho que me encontrara totalmente excitado.

-Simplemente me convenciste aunque ahora te haré sufrir de la peor de las formas, de placer y contra tu voluntad si es necesario.

Su clítoris era mio al igual que su sexo y mientras aquel liquido terminaba de emanar de su vientre mi lengua consiguió aquel húmedo excesivamente excitante liquido, ademas mi boca se divertía con su clítoris pero fui mas allá, ella podría tener una lengua rápida, ¿peri que había mas rápido que los dedos de un ciego, o mejor aun, que los dedos de un ciego pianista? Que yo supiera nada, asi que mientras con mi boca daba incluso sobre su clítoris suaves mordiscos, escuchando como gemía y gozaba mis dedos comenzaron a meterse por su intimidad, recorriendo todo cuanto podían de una forma tan rápida y precisa que esperaba que sus piernas se contornearan, trataran de cruzarse para ahogar la excitación y yo no iba a dejarla.

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Su cuerpo era ahora mi pista de patinaje, donde me deslizaba con suavidad mientras mi lengua, como una cuchilla, escindía su piel, la abría suavemente y disfrutaba de todo lo que emanaba de ella, su aroma era espectacularmente atrayente, su cuerpo se contoneaba como una bailarina sobre el hielo, sin embargo la bailarina no quiso detenerse cuando se lo dije, sino que quería bailar un dueto conmigo su lengua lamía la punta de mi sexo y aquella fina caricia sobre mi glande, luego devoró mi miembro con su boca usando su lengua como una manta, húmeda, divertida y que se enroscaba como una serpiente y se deslizaba como esta, y ante ello mi sexo solo sabía palpitar suavemente, como si estuviera vivo.

Sin embargo ello no me hizo perder la concentración, saboreé su intimidad como si fuera un postre, una delicatessen que todos querían probar, probablemente fuera a si, su cuerpo era como un cuadro exquisito, como una joya única y muchos morirían por hacer lo que yo estaba haciendo, sin embargo me ceñí sobre su clítoris mientras mis dedos jugaban a penetrar a la chica, sus caderas se inclinaban y levantaban haciendo que fuera cada vez mas imposible que me limpiara si gemía, pero hacia ambas dos cosas asi que decidí pasar al siguiente nivel, le dí un suave beso en su clítoris antes de despedirme de esta posición y con cuidado saqué mi miembro de su boca.

Moví la cuerda maestra lo suficiente como para que su cuerpo pudiera mantenerse por si mismo, las manos un poco mas liberadas, me acerque a ella y la puse sobre mí pero de espaldas a mi, es decir que yo estaba debajo de ella y ella sobre mi pero no veamos nuestros ojos, fue entonces cuando otro suave tirón de la cuerda obligó a que su espalda se encorvara, haciendo que su espalda se pegara a mi torso, luego llevé la mano a mi sexo para meterlo en el suyo, mientras que mis manos deshicieron toda la ropa que ella tenía y ascendieron a sus senos, tocándolos, dejándose llevar por su suavidad y calidez y al mismo tiempo acariciando aquellas protuberancias que quería excitar y sabía que eran sensibles, sus pechos eran perfectos, un tamaño mas que adecuado y desprendían un tacto que yo mas que agradecí. Llevé mi boca a su cuello y le hice un chupetón, una marca, ella era mía y ahora era mi juguete.

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La excitación solía desaparecer tan rápido como venía, sin embargo si sabias mantenerla los limites crecían un poco mas, era como correr una maratón era probable que te cansaras, que tus músculos dijeran, "hasta aquí" y sintieras como el aliento se difuminaba tan rápido como vino, sin embargo era fácil que con un poco de esfuerzo tu cuerpo se recuperara y volviera a seguir trabajando, como una maquina calentándose a una velocidad rápida pero que por misterios de la vida se enfriaba. Mientras mi boca examinaba aquella parte tan intima que se abría suavemente al paso de mi lengua sentía toda la boca de Mikaela ceñirse sobre mi miembro, su saliva se mezclaba con mi piel y su lengua me provocaba algo parecido a las cosquillas, pero no siendo algo como ello, sino mas bien como una oleada de excitación que hacía vibrar a mi miembro descontroladamente.

Tener su espalda contra mi pecho era una forma de decir que la dominaba, yo elegía de que forma podía moverse y sus manos seguían atadas, siendo presionadas por el cuerpo de la propia chica contra mi pecho, pero ello a mi no era un obstáculo, mis manos se metieron bajo su ropa y la quitaron desde dentro, se fueron a su pecho y jugaron disfrutando del tacto y la movilidad que ofrecían como si hubiera sido lo ultimo que fuera a tocar, sin embargo ella demostró que no iba a ser siempre domada y acompañó mis movimientos con un excelente juego de caderas, solté suavemente la cuerda maestra permitiendo que pudiera mover las manos libremente si lo quería, sin embargo ello no significaba que fuera libre sino que le dejaba tocar si tanto quería, su cuello recibió un mordisco, la entrada de su útero seguía recibiendo mis acometidas mientras que mis dedos presionaban, rozaban y movían los pezones de la chica, queriendo excitarlos hasta su límite, y con un rápido movimiento la giré, haciendo que ahora me miraba mientras la penetraba y poniéndola a ella sobre el suelo, mi boca se dirigió entonces a sus senos y a la parte que mis dedos estaban jugando, lamí el centro de sus senos notando como estos se ponían mas duros y firmes, mis acometidas fueron mas violentas, iban con mas fuerza y mi mano derecha se filtró hasta su clítoris y comenzó a moverlo mas rápido, creando fricción, quería que tuviera el orgasmo ahora mismo y si no lo tenía, bueno pasaría a la siguiente zona.

-Se que no es tu primera vez por delante... -le susurre al oído. -¿Pero...y por detrás? -le pregunte antes de llevar mi boca a su lóbulo y morderlo suavemente mientras lo lamía con la punta de la lengua.

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Escucharla gemir era como escuchar un cántico de ángeles que emanaba de su boca, esa boca que contenía mas pecado y perversión que el propio diablo. La deseaba, deseaba su cuerpo como podía desear un trozo de carne un hambriento león, y como él, arañaría, mordería y desagarraría todo cuanto se opusiera entre ella y yo, su útero era la infranqueable barrera que mi sexo no podía atravesar, con la que se estrellaba una y otra vez, cada choque era una descarga eléctrica que nos traspasábamos, sus gemidos estaban enloqueciendome, haciendo que mi cansancio fuera sustituido por el deseo y el deseo por la adicción y la adicción la necesidad y la necesidad era como respirar tenía que hacerlo, no podía elegir. Aunque era serpiente pues me había envenenado con su cuerpo, con su ser, con su aroma... también tenía una parte de leona, arañaba el suelo suavemente y eso no hacía mas que excitarme, se retorcía y yo me alimentaba de ella.

Sus pezones se endurecían y yo con la lengua me divertía, lamiéndolos como si fuera un caramelo e incluso depositando un suave mordisco, escuchar sus gemidos era casi mejor que el hecho de verla desnuda quizás porque mi vista no estaba tan desarrollada como mi oído, pero no cambiaba lo que estaba haciendo ni por un millón de galeones y quizás ni por Rapture. Mi mano se enroscó en su clítoris, notaba como su vagina se contraía con violencia, como sus piernas se abrían y cerraban convulsamente y a causa de eso como mi sexo se apretaba mas de lo debido sin embargo el dolor fue transmutado en placer, seguía penetrándola y no iba a detenerme pero cuando dijo ello simplemente sonreí.

Llevé mi boca a la suya, lamí sus labios con dulzura para luego adentrarme en su boca, buscar su lengua con pasion, impregnarme de su saliva, de su calor, de su aliento, entrelazarme a ella como una víbora que había sido ella y luego me separé, con otro movimiento de cuerda ella acabó de cara al suelo pero con las rodillas erguidas o dicho de otro modo, su cara se apoyaba en el suelo y su trasero se mantenía a la misma altura que si estaba de rodillas pero con un chasquido de dedos varios libros abiertos se colocaron para hacer un "almohadón" no me apetecía que su rostro se dañara con el suelo y prefería sacrificar un par de libros, ademas, eso de tener el clímax y que el producto cayera sobre los libros era cuan menos divertido e irónico.

Puse mis manos sobre su espalda, y le di un cuidadoso masaje, con algo de fuerza para que mis manos la hicieran gemir y contonearse, luego hacer que mi sexo a su trasero y con unos pocos segundos la penetré profundamente, primero costó un poco pero luego sentí otra calidez mas distinta, esta vez había una mayor fuerza de succión, la penetré con mas fuerza, en una postura mas animal, mis manos recorrían su espalda presionándola, seguiría asi hasta que mis fuerzas flaquearan pero ya notaba como mi maquinaria estaba llegando a su punto máximo pero esto me encantaba ella era perfecta y para llegar a los costados de su pecho me incline sobre su espalda, absorbiendo el calor que ella emitía y presionando aquella piel con la fuerza justa para excitar y no dañar. -Eres perfecta. -le dije entrecortadamente mientras sentía que iba a explotar y mas que importarme el hecho de manchar los libros ahora quería poblarla mas por dentro y que todo ello cayera en los libros porque yo que amaba los libros, la amaba mas a ella y eso simbolizaba el mancharlos, algo muy fetichista pero oye, una vez es aceptable.

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Esta era la ultima jugada, podía imaginarme una situacion similar, un partido de béisbol, todos los jugadores estaban en todas las bases, solo quedaba una bola para decidir si era el tercer Strike o con suerte hacer un Home Run, había diferencia de tres puntos, por lo que sin ese Home Run perdería, y esto era algo así la estrechez provocaba roce, el roce provocaba fricción y la fricción provocaba un poderoso calor, su calor interno, aquella cavidad era mas estrecha que la otra ademas de que succionaba con fuerza, sin embargo seguía estando deliciosamente erótica, rara vez las chicas me dejaban hacer esto siempre tenían esa vergüenza a una postura tan no se, ¿desvergonzada? Si ya estabas denuda y estábamos solos, ¿que mas te daba que hacer si ibas a disfrutarlo? Pero ella no, ella era especial, era hermosa, era atractiva, era seductora, era imponente, era dominante, era sumisa, era perfecta, era mía.

Y yo sabía que estaba a su merced, que si aparecía a las cinco de la mañana llorando en mi habitación la consolaría, que la abrazaría de puro corazón, que si me pedía que matara incluso lo haría aunque no fuera libre, estaba con ella y ella era mi libertad mas absoluta. Mis manos presionaron su espalda, sintiendo el calor que desprendía, luego cuando mis penetraciones se hicieron lo mas intensas que pude tocaron sus pechos, aquellos que me parecían demasiado irreales, eran demasiado perfectos, naturales, suaves, y cálidos. Seguí así, escuchando como gemía y como por mi boca escapaban ahogados gemidos de placer que ella insuflaba en mi, estaba junto a ella, su sudor y su aroma natural se mezclaban conmigo, eramos uno, la amaba y la deseaba, ¿que mas podía pedir?

Pasaron los minutos y entonces sentí como iba a desbordarme, esta vez por otro sitio distinto, en el que, anatomicamente había un limite, pero en la practica no había forma de alcanzarla, y como no había limite podía acometer con mas violencia, rozando tanto como pudiera, quería que sintiera arder su interior y gritara de placer y tras unos minutos cuando ya no pude alcanzar mas mi propio esfuerzo, me agarre a ella con un poco de fuerza, apretando sus senos y apegandola a mi mientras noté como me desbordaba en su interior, como un liquido denso y espeso emanaba de mi sexo e inundaba el que era su intestino, como hubieron un par de vibraciones de mi miembro que descargaron un poco mas de liquido y perdí las fuerzas, cayendo sobre ella al mismo tiempo que besaba su espalda, ahora que noté mis piernas húmedas, síntoma de que ella también había alcanzado el orgasmo, sin embargo no saqué mi miembro, me mantuve pegado a ella, de espaldas, aunque tumbado en aquella montaña de libros quería que tuviera mi semilla durante un poco mas, quería tener su olor por siempre jamas.

-Eres una diosa...-dije agotado y entrecortadamente. -una diosa. -repetí con suavidad en su oído.

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Con el segundo clímax entendí cuan cansado estaba, no por el hecho del propio sexo, que ya era agotador de por sí, pero como dije en condiciones normales y si la mujer lo valía podía sobre-esforzarme hasta los tres rounds, sin embargo noté como el peso de mi cuerpo parecía ser mas grande de lo que yo mismo pudiera imaginarme. No era solo por lo que habíamos hecho, también arrastraba una semana, o un mes de descansar mucho unos días y pocos otros, los ojos me volvieron a arder por haberlos usado cuando no debía y simplemente encontré mas gastos de energía que reservas lo cual no era bueno, hoy seguía teniendo reunion con inversores y simplemente NO PODÍA evitarla, todas eran necesarias y me encontraba demasiado cansado.

Aferrarme a ella me dio calidez, como quien se acerca a una chimenea tras estar todo el día sufriendo ventiscas heladoras, el líquido que emanaba de su intimidad recorría mis piernas y las suyas, se sentía cálido y ligero, mientras que mi sexo inundaba su intestino y acumulaba ahí un calor que parecía ir en aumento siempre, sin embargo me recosté junto a ella, besé su espalda impregnando mis labios de su sudor y su aroma, deseaba que todo cuanto probara me supiera asi de bien. Tras unos segundos retiré mi miembro de aquella estrecha zona y liberé conmigo todo aquel denso liquido que se esparció hacia aquellos libros, la ironía en estado puro, y liquido.

-Aprendiste bien la lección. Aunque quizá haya que aplazarlo un poco. -dije con una suave sonrisa mientras mi pecho comenzaba a regular su velocidad de inspiración y exhalación, la volteé para poder abrazarla directamente, su desnudo pecho contra el mio, mientras mi miembro aun palpitaba y rozaba su sexualidad, rodee su cadera con mis manos y besé pasionalmente su boca deseando formar parte de su saliva y hasta que su saliva no me sació, su boca no dejó de proporcionarme placer y su calidez fue suficiente me aleje de ella suavemente, le di un beso esquimal y la miré a los ojos. -Van a llegar, creo que es hora de vestirnos.

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