Stink Bombs! [Elizabeth]

Habían días en los que realmente odiaba ser chica, días de esos que odiaba a todos, que mi humor estaba tan volátil, que a pesar de ser siempre cambiante, pasaba en escasos minutos de reír a llorar, que me dolía todo el cuerpo y que lo único que deseaba era encerrarme en mi mundo y tragarme la llave para que nadie pudiera interrumpirme. Sabía que una vez al mes esas cosas nos afectaban a todas las mujeres, brujas o muggles padecíamos lo mismo, y yo personalmente a duras penas me soportaba a mi misma. Entraba en un histeriqueo constante y tanto llenaba a una persona de besos como le daba una bofetada. No recordaba que Jane actuara como yo, ni una sola vez la había escuchado quejarse, más que de un simple dolor en la zona baja, que con una poción se curaba rápidamente. Más que el dolor lo que me molestaba era el mundo en sí, mi odio e centraba en los hombres! Sí ellos tenían la culpa! Culpa? No sabía bien de qué, pero esos días me las agarraba con ellos sin importar lo que hicieran. Alex por su propio bien, huía de casa, llevándose a Jane con él, pues me ponía de un humor de perros, lo único que lograba calmarme era mi piano, en vistas de eso Alex, había creado una sala de música para mi.

Pero lo cierto es que estaba en Hogwarts, y aquí no estaba Alex, no tenía mi piano, ni tenía mi propio mundo en el cual sumirme, lo único que si tenía era ese estado que tanto detestaba, además como prefecta de mi casa, debía "cuidar" de los demás estudiantes y mis responsabilidades debían de superar ese estado en el que me encontraba, aunque solo en estas circunstancias me aprovechaba de mi condición de prefecta para desahogarme retando a los alumnos menores.

Ya habían acabado las clases y yo necesitaba ir al baño para cambiarme, sí! otra insufrible tarea que venía con la paquete de ser una chica! Caminaba por el pasillo del cuarto piso, sabía que por allí me encontraría un baño de chicas poco frecuentado, y en días como estos optaba por ese baño, era individual y bastante espacioso, justo lo que yo necesitaba para cambiarme tranquila mi tampón.

Estaba ya dentro del baño, tenía mi bikini bajo y mi falda arriba, mi tampón desechado y el nuevo en mi mano listo para colocármelo, cuando la puerta se abrió y por suerte se cerró detás de quien había entrado, durante un instante no supe que hacer, luego grité -PERO QUIEN TE CREES QUE ERES!? -completamente histérica, dejando de lado mi sorpresa, para ver que se trataba de Steve, cuando tenía el segundo grito en la punta de la lengua, me percaté del horrible olor que se había colado por la puerta, una bomba fétida, deduje y me sentí terriblemente apenada, no era para nada agradable que a una chica la encontraran en esa situación. Así que completamente abochornada me quedé viéndole mientras decía entrecortadamente -Es-estaba ocupa-do... -estos cambios de humor salían de mi control así que repentinamente tuve ganas de llorar.