un tropezón (Steve)

Mis andadas por el pueblo mágico que había junto a Hogwarts se debían generalmente a dos cosas, o bien se trataba de una necesidad fisiológica, mi cuerpo se alimentaba principalmente de azúcar, ¿que era eso de la carne, el pescado o la verdura? ¡El azúcar era mi dieta principal! Esto tenía una explicación, yo pensaba mucho, siempre estaba haciendo todo tipo de cosas y mi mente se preocupaba mas por trabajar que por relajarse, aunque luego durmiera horas y horas, pero como la mente trabaja consume glucosa, y la glucosa es en esencia azúcar. También podía ser por una reunión, solía reunirme aquí con los inversores o simplemente porque quisiera venir, pero independientemente de eso siempre acababa comprando dulces.

Esta vez necesitaba dulces, a cantidades industriales asi que tenía unos diez galeones para invertir en Honeydukes y me serví aproximadamente media tienda, desde grageas de todos los sabores, pasando por regalices de miles de sabores hasta llegar a los chocolates, negros, blancos, con leche, con azúcar, sin, frutos secos, fruta, habian tantos y tantos que me costaba pensar como podía comérmelos todos sin morir, o engordar, pero algo hacía bien porque ninguna de las dos cosas han pasado. Le pagué una propia al gerente para que lo organizara todo en un baúl y cuando lo hizo lo hice aparecer en mi habitación, trucos de la aparición "ilegal" que yo sabía hacer.

Al salir llevaba en mi mano un regaliz azul, con sabor a arándano soberanamente dulce y al mismo tiempo algo de picante lo que era una combinación inusual pero me gustaba, le di un mordisco y sonreí al sentir el calor del sol en mi rostro y me agite el cabello suavemente, era un día mas caluroso de lo normal, motivo por el cual solo llevaba una camisa corta un poco mas larga de lo usual por el torso, me desesperecé sosteniendo entre mi boca el regaliz, le di un mordisco tirando con la mano y lo separe en otro trozo mas pequeño. De repente escuche un golpe asi que use mi visión para saber por donde había pasado aquello, cuando no podía usar mi vista simplemente me agachaba, meros reflejos, pero cuando podía "ver" era algo automático. Ví una chica, por su cabello en el suelo asi que corrí hacia ella y me puse de cuclillas junto a ella.

-Ey, ¿te encuentras bien, te ayudo a levantarte? -pregunté sonriendo. -¿Quieres regaliz? -pregunté ofreciéndole aquella golosina azul.

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Tras la compra de las golosinas suele ir un periodo en el que me cuestiono que hacer, si volver al colegio, si ir a las Tres Escobar y ganar de forma un tanto deshonrosa una partida de cartas mágicas o simplemente dar un paseo por el pueblo mágico, pero esta vez había ocurrido algo distinto, la situación llegaba a mí y no yo a ella lo cual merecía como mínimo un poco de atención. Había poca gente pero que nadie se hubiera detenido antes que yo me parecía mas que extraño sin embargo yo no era tan no se, desarraigado con el genero humano como para no dar ayuda a quien la necesitaba, quizás yo tenía mas moral que una persona corriente.

Me puse junto a ella y espere una respuesta aunque el hecho de que no reaccionara en un principio me hizo preguntarme que le había pasado, si no estaba herida de gravedad o si simplemente había tenido no se, una alergia o un paro cardíaco, incluso me cuestione lo hacerle el boca a boca, pero respiraba o eso creía no veo bien esos detalles, puedo ver si tienes dos o tres brazos pero ver como se mueve el pecho al expirar y espirar es demasiado puntilloso para mi. Sabía que hablándole recuperaría la consciencia aun así conseguí que reaccionara, al menos se movía.

Finalmente reaccionó, abrió los ojos y permaneció asi un par de segundos, yo sonreía y esperaba una reaccion aunque pronto vería como se despertaba y me miraba mas que interesada, supuse que se daría cuenta de que mis ojos eran mas especial de lo usual, no lo se, el caso es que me miró y por lo poco que pude ver una tonalidad roja se puso en sus mejillas, ¿se había sonrojado, o tenía fiebre? Se sentó en una pared, apoyando su espalda en el suelo, y la gente pareció desaparecer pues no escuche pasos ni nada, interesante.

-¿Te golpeaste la cabeza? -pregunte al ver que afirmaba que le dolía. No noté sangre en ninguna zona. -Solo es una contusión, no te preocupes. -traté de que no se preocupara sonriendo, no veía motivo, preguntó donde se encontraba a lo que yo respondí tras mirar a ambos lados. -Pues si no fallo, esto es Hogsmade, ¿recuerdas haber venido aquí? -¿un golpe solar? ¿amnesia?

Yo estaba sentado con ella pero colocó su cabeza en mis piernas ante lo cual mi subconsciente se imaginó bastantes cosas sexuales y ello provocó un rubor en mis mejillas que traté de ocultarlo, probablemente no funcionara. Le cedí el regaliz azul esperando a que lo mordiera o lo cogiera pero me asaltó una duda. -¿Puedes tragar? -tampoco sabía si después de un golpe de calor o una contusión o lo que fuera era apropiado comer, en fin. -Me llamo Steve, ¿puedes decirme tu nombre? -ahora que me fijaba con detenimiento la chica era bastante atractiva y lo dice alguien que no puede ver colores ni demasiado de una persona, pero olía bien, muy bien.

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Ella daba señales de estar aturdida pero es que yo parecía ahora estar en una obra del siglo veinte, con aquellos relojes derritiéndose y me preguntaba repetidas veces que era lo que estaba pasando, que nos quedáramos solo confirmo que esto debía de ser un sueño pero creo que era real, a mi me sabía bien el regaliz y en un sueño los sabores eran así así, nada del otro mundo, sin embargo la miré sus ojos se movían suavemente como quien está perdido, sin embargo no entendía que le había pasado, bueno si, estaba de pie y luego estuvo en el suelo, que pasó en aquel lapso podía ser un misterio, absoluto y rotundo. Su cabeza descansaba en mis piernas y era una belleza tan inocente que me puse a cantar en mi mente un trabalenguas complejo y su traducción a runas tenía que mantener su fisico alejado de mi mente pues si chocaban algo en mi entrepierna se levantaría y dada su postura era posiblemente que me detuvieran, exhibicionismo pasivo o una erección espontanea oye.

Mire de nuevo la calle, frente a nosotros estaba Honeydukes, mas allá el letrero de "Las tres Escobas" asi que la volví a mirar. -Pero esto si es Hogsmade. -afirmé con seguridad. -¿Tienes amnesia? -pregunte mirando sus ojos, parecían perdidos. -Aunque es una pregunta estúpida si no tienes no estarías así y si tienes no puedes decir que si porque no la recordarías. -irónico como poco.

Cuando dijo que podía tragar una imagen de ella y esa postura invadieron mi mente, lancé una orden de cortafuegos, inspiré profundamente y me calmé, si no fuera porque parecía padecer amnesia interpretaría muy mal sus acciones pero bueno. Era comprensible hasta cierto punto, era humano, yo un hombre y ella una mujer, ella estaba muy cerca de mi entrepierna y con eso tienes un cóctel incendiario. -Es regaliz de arándanos cambiante, cada poco tiempo te dá un sabor de arándano distinto, hay azul, rojo y verde. -aunque no sabía exactamente si era azul o verde el que yo tenía, pero si sabia que rojo no.

Beso mi mejilla aunque mas bien fue la comisura de mis labios y no se presentó pero deduje que si estaba aquí al menos era bruja e iba a la escuela, ahora quedaba solo saber casa, curso, edad y nombre. -¿No recuerdas como te llamas? -pregunté, aunque sabía la respuesta. -¿Quieres tomar algo? -dije, no se, si te das un golpe quizás beber o comer te ayudara al menos a estar mas estable, quizás su amnesia simplemente se iba si pasaba x tiempo o tal vez era para quitarme su cara de mis piernas porque estaba tentándome demasiado.

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Nunca había tenido amnesia, y creo que eso es algo que se sabe, no que tengas amnesia, sino el síndrome no tendría causas y no tendría sentido, el caso es que cuando tienes amnesia supongo que, al curarte dices "¡vaya, asi que esto era lo que recordaba!" Pero yo no recordaba nunca haber olvidado nada, recordaba hasta aquella áspera mano que de niño me golpeaba el rostro cuando intentaba hablar o siquiera mirar a los ojos, y eso era en el orfanato, del que harían ya casi diez años, hace diez años llevaba siete en aquella prision de golpes, desprecios y malos tratos, imaginate como era mi memoria, de vida o muerte.

-Yo no hablo de cosas extrañas. -puntualice. -Te parecen extrañas porque no las recuerdas, ¿pero no te es familiar el lugar? ¿No notas un olor conocido? -sabía que en la memoria se almacenaban olores, sabores y suponía que imágenes, asi que quizás algo de esto le sonaba familiar pero si me llamaba raro es que no sabía realmente donde estaba, esto era de lo mas usual en el mundo mágico, como para haberla encontrado en Gringotts perdida en mitad de los pasadizos inmensos entre cámaras.

Se acercó a mi, lo que me hizo dudar de su amnesia, no la imaginaba como una chica que usara estas estrategias, ¿pero como era una mujer que fingiera su propia amnesia? No lo sabía pero podía ser verdad, o al menos ser una posibilidad, enrojecí a su cercanía, olía como un dulce, a azúcar, a miel y a fresa. Y seguía sin haber nadie en la calle, ¿podía ser un embrujo alucinógeno? Debería de haber sacado ella la varita en algún momento, digo yo.

-¿Una pregunta? ¿Cual? -pregunté antes de notar como cogía un pequeño bombón de chocolate y lo ponía en mis labios, por mera inercia lo atrape entre mis dientes y luego escuche lo que decía. -¿Qu...? -iba a preguntar antes de sentir como sus labios, suavemente pegajosos por el labial rojo que tenía, se entrelazaban como los míos, me sorprendió no que buscara que yo lo correspondiera sino que ella quería besarme sin importar nada y aunque confuso no pude hacer mas que lo que ella quería, el bombón danzó en un espacio intermedio entre nuestras bocas, lamí la lengua de la chica y arrastraba sobre esta el bombón sin saber realmente que estaba tramando, ¿era capaz de fingir amnesia o la estaba sufriendo? ¿si la sufría esto estaba bien o era aprovecharse? Pero ella se había lanzado.

Se separó y se levantó lo que me dejo con un calenton en crecimiento inesperado que me sorprendió a mi mismo, decía que quería un lugar donde probar mis dulces, lo cual dado lo que había hecho ella me dejo las cosas bastante claras para mi mente fácilmente pervertible que tenía. Aquel susurro erizó mi piel, estaba jugando conmigo y no podía ir en serio, aunque ahora el que quería que fuera en serio era yo. Abrí la boca para decir algo pero luego dijo que quería probar algo como esto y con esto se refería a mi entrepierna pues llevó su mano a esta y simplemente mi concentración se rompió y sentí como mi sexo empezaba a ponerse contento algo que no me convenía.

Por su salud, y quizás por la mía la llevaría a las tres escobas un sitio mas privado que esta calle y allí le daría algo de beber, debía de tener un buen shock pero le dejaría con sus ilusiones, seguro que estaba jugando conmigo, no obstante hablar me costó su mano parecía decidida a obtener lo que palpaba. -Te lleva-llevare a un si-sitio. -le dije tomando su mano y llevándola hasta aquel sitio, estaba a un par de pasos de aquí nada demasiado preocupante, la llevé al piso de arriba donde estaban el segundo comedor, uno mas privado y que solo se usaba para reuniones, pero el encargado de las tres escobas ya me conocía y la había reservado muchas veces. Cogí una copa de cristal y vertí hidromel en ella, me senté junto a ella en el sofá en que la desconocida amnesica se encontraba y le di la copa. -Bebe, te sentirás mejor. -esperaba que no se lanzara otra ves o probablemente no respondiera.

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