Primera clase de Pociones: Poción Colorante

Por primera vez en lo que llevaba en Hogwarts no andaba con todos los ánimos para la clase de pociones, no sabía realmente la razón...tal vez era el hecho de que no había dejado de experimentar con diversas pociones para el negocio familiar de mi padre, durante todo el verano y lo que llevaba de tiempo de clases.

Caminé hacia las mazmorras, realmente no me gustaba ese lugar, no podía concebir como los miembros de la casa de Slythering podían dormir en esa zona tan fria y mohosa del castillo, a pesar de que sabía que contaban con todas las comodidades el simple hecho de pensar en dormir en un lugar sin ventanas me parecia impensable. Una vez entré al salón noté que el profesor era nuevo, lucia como una persona agradable, esperé que así lo fuera.

- Quiero que cojáis un libro cada uno y os sentéis en la mesa, y quiero que en cada mesa se siente un Gryffindor, un Ravenclaw, un Hufflpuff y un Slytherin. Nada de grupitos de la misma casa ¿entendido?- exclamó el profesor justo al momento que yo iba entrando al aula, le mire con la boca ligeramente abierta en tono de sorpresa; no tenia tanto problema con ello pero debo admitir que a veces era dificil llevarse entre casas. Me senté en una de las mesas vacias esperando a que entrara el resto de mis compañeros -A ver quien querrá sentarse conmigo- dije por lo bajo.

- Y por cierto soy el Profesor Shepard y soy vuestro nuevo profesor de Pociones.- se presentó mientras se sentaba en el asiento de su escritorio, mirandonos detenidamente.

Dejé mis cosas en el lugar que ocupé y luego me levante para presentarme con el profesor, llegue al frente de su escritorio -Mucho gusto, soy Dante Medici... espero no defraudarlo- me presenté con cordialidad...haciendo una pequeña reverencia. No estaba seguro si esa seria la forma correcta de presentarme, o deseaba que estrechara su mano...

Pociones era la asignatura a la que más empeño le pondría. Le fascinaba la amplitud de posibilidades que tenía con los ingredientes. Incluso en vacaciones ya había leído varias pociones, imaginándose cómo crearlas. Si no le hubiera parecido incorrecto practicar sin instrucción de un profesor, hubiese comenzado él mismo con las pociones, sólo en su casa, en las navidades pasadas

Se había alistado bien para aquella clase. Tenía su propio caldero y sus propios elementos, creados de las manos de su padre, de quien heredaba la virtud de crear correctamente las pociones y de distinguir bien la calidad de los calderos. Aun así quería aprender directamente de un profesor.

Se encontraba en la enfermería, luego de una herida que se había hecho accidentalmente. Pero nada que le pudiera impedir ir a clases. Tomó su mochila con las cosas que previamente había alistado y se dirigió al aula correspondiente.

Entró y se sentó bastante cerca de la pizarra, no quería perderse detalle. Volteó cuando la puerta se abrió y allí vio a su compañera de casa, que entraba radiante. Parecía estar feliz con la clase. La saludó con la mano y volvió a atender a su libro, ojeando y haciendo alguna que otra anotación al margen. Por lo general sus anotaciones estaban escritas en coreano y simplificaban los pasos, ya que con menos caracteres se podía decir exactamente lo mismo.

Miró al profesor unos segundos, expectante y agachó su cabeza en señal de respeto, volviendo su vista al frente casi al instante.

Entonces, había que sentarse con alumnos de diferentes casas. Le pareció válido, así que se acercó al muchacho de Gryffindor y se sentó a su lado. Lo saludó con un gesto y comenzó a ordenarse en su nueva ubicación.